25 DE ABRIL: SALGO A PREDICAR TU PALABRA.

Marcos 16, 15-20 “Subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios”.

Jesucristo nos pide en este capítulo del Evangelio de Marcos, que vayamos a predicar el Evangelio a toda criatura, en todos lados, para llevar la buena nueva de Dios, que es Él mismo hecho carne, para que nosotros pudiéramos relacionarnos con su presencia humana. Nos dice también que todos los que creamos en Él y seamos bautizados vamos a salvarnos, y es que a eso vino Dios en forma humana, a darnos la salvación para llegar hasta Él y nos espera sentado a la derecha del Padre.

En esa cruz, Jesús tuvo una muerte injusta. Él sabía que eso sucedería y como un cordero, se quedó quieto, sufrió humillaciones, latigazos, torturas y fue clavado en esa cruz venciendo a la muerte y salvando nuestros pecados para que podamos ver el rostro del Padre. Una de las acciones que mas nos permiten acercarnos a ese momento en la cruz, es el perdón. Cuando nosotros pedimos perdón o perdonamos, recordamos las palabras de Jesús que a un suspiro de su muerte le dice al padre: “Perdónalos, que no saben lo que hacen”. 

Y la pregunta importante el día de hoy, es: ¿Ya sabemos lo que hacemos, o aún no? ¿Estamos conscientes de nuestras fallas, de nuestros atropellos a la verdad, de nuestra debilidad ante las tentaciones que nos alejan de Dios? Porque Jesús, está aquí a tu lado y al mío, está esperando que lo reconozcamos para darnos esa mano amiga que tantas veces necesitamos, está ansioso para que le digamos palabras de amor, para que nos enamoremos de Él y que en ese amor, tengamos una entrega de fe, confiando que a su lado todo va a ir mejor. Saber que al caminar con Jesús estamos seguros y por mas difícil que sea la situación que tenemos, su Palabra de vida nos va a dar respuestas y consuelo al corazón para que nos permita encontrar esa paz que necesitamos y poder aceptar nuestro destino.

Nosotros también somos sus discípulos, sus alumnos, sus apóstoles y el Señor va a actuar junto con todo aquel que crea en Él y predique su palabra de amor y de justicia. La invitación que Jesús hace a sus discípulos de salir a hablar de Él y en su nombre poder sanar, y curar enfermos, y expulsar demonios, la debemos aceptar también nosotros; porque en nuestro actuar podemos sanar vidas, y al acercarnos a la verdad tenemos la posibilidad de ayudar a muchas personas que tienen algún dolor o necesidad. Todos los bautizados somos llamados a la santidad y es, con nuestro testimonio de fe, que cada vez estamos más cerca de alcanzar las gracias de Dios en nuestro corazón, no tengamos miedo a ser testigos vivos del amor de Dios.

Propósito de hoy: Padre, ayúdame a aumentar mi fe y acercarme cada vez mas a ti, para ser digno de santidad.