20 DE ABRIL: CREO EN JESUCRISTO COMO TU HIJO AMADO.

Juan 6, 60-69 “Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”

La fe que está depositada en cada uno de nosotros, se fortalece cuando creemos que Jesús es el Santo De Dios y cuando en nuestra oración contemplamos la gracia que Dios nos concede para aumentarla. Creer en el Hijo De Dios, significa el compromiso personal de sabernos amados, de querer recibir los dones que por medio del Espíritu Santo nos son dados y una vez que los aceptamos, ponerlos en obra para el bien común, para que los que comparten la vida con nosotros se vean aceptados como compañeros del camino.

Jesús vino a traernos su sabiduría con la esperanza de que en su amor nosotros nos encontremos con el Padre. Nosotros creemos en Jesús porque hemos vivido su humanidad, hemos podido sentir su dolor por medio de las Escrituras, y también hemos podido hacer cambios en nuestra vida que, en lugar de que nos vayamos alejando de Él, nos acerquemos cada día más en las acciones de servicio a nuestro hermano, como testimonio de fe, de que es con Jesús con quien encontramos ese lugar que acoge nuestro propio dolor.

Ser testigos de que Jesús es el Hijo De Dios, nos hace sentir fuertes en su amor, nos deja caminar con la certidumbre de que no estamos solos y en los momentos en que las tentaciones nos hacen olvidarnos de Él, llega a nuestra vida con misericordia para perdonar nuestras faltas y con la esperanza de que no importa cuánto lo pongamos de lado, Él siempre va a estar cerca para sostener nuestra mano cuando creamos que estamos totalmente perdidos.

Jesús, el Hijo de Dios, nuestro compañero en el camino, quiere que así como Él pidió por nosotros en la cruz, nosotros podamos pedir perdón a quiénes ofendemos y podamos acercarnos hasta su casa, a recibirlo a Él en la Eucaristía para renovarnos, para ser personas nuevas cada día y retomar una vida de humildad, de serenidad, donde el servicio sea primordial para ayudar al más necesitado y poder sentir en nuestro corazón que es la voluntad de Dios, la que nos permite renacer en su amor.

Propósito de hoy: Permite Padre, que aunque mi camino sea difícil, aumentes mi fe, para reconocer siempre a Jesús como tu Hijo amado y para poder encontrar en Él, la alegría para superar cualquier tormenta y sentirme siempre acompañado por Él.