13 DE ABRIL: SIGO TU PALABRA DE VIDA.

Juan 6, 16-21 “Soy yo, no tengan miedo”.

El miedo, de nuevo como factor protagónico de nuestra vida. Seamos honestos, ¡Todos tenemos miedo! Hasta los discípulos de Jesús. Nos dice el Evangelio de Juan que en el Mar de Galilea cuando estaban los discípulos en la barca, de repente hubo algo de tempestad que agitó las aguas y a lo lejos vieron a alguien caminando sobre el mar. Siendo muy francos, creo que todos nos hubiéramos asustado ¿Verdad? Me ha tocado ver el Mar de Galilea en esa condición, no te explicas porqué se agita tanto; y automáticamente, no pude dejar de pensar en este episodio de la Biblia y por supuesto que, de haber visto a alguien caminando en el agua, me hubiera asustado igual que ellos.

En cada circunstancia de temor que vivimos, debemos de saber escuchar la voz de Jesús diciéndonos: “Soy yo, no tengan miedo”, porque Él está con nosotros, su voz es indicación de que aquí está, a nuestro lado en la tempestad de nuestra vida y no quiere que tengamos miedo, quiere que confiemos en El. Jesús es quien nos lleva en brazos y nos acompaña hasta donde podemos descansar; Él se refugia en nuestro corazón y espera hasta ese momento en que lo llamamos, en que le pedimos que nos ayude, que nos salve, que tenga misericordia de nosotros, para hacerse presente. Así es Jesús, nos dice que no tengamos miedo, que es El nuestra fortaleza.

El miedo nace de no saber lo que sigue, de lo desconocido; nos aterra pensar que es una incógnita lo que sigue en nuestro camino, pero es la fe en Dios la que nos va a ayudar a creer en Él, a confiar. Y ¿Sabemos cómo obtener esa fe? En la oración la encontramos, esta también en la Eucaristía, en el confesionario, en las acciones de servicio que ofrecemos a los demás, en ayudar a la iglesia que esta construida  por nosotros mismos, en estar presente para nuestros padres y hermanos. La fe nos ayuda a saber reconocer el amor de Jesucristo para poder perdonar y acercarnos al otro a pedirle perdón, es la gracia de la fe la que nos ayuda a salir de la tormenta.

Si creemos en Jesús, la vida nos va a dar frutos que tal vez jamas esperábamos tener, nos va a permitir aceptar las cosas como son, entender a los demás y permitir que nuestro amor llegue también al que no piensa igual que nosotros. No tener miedo significa confiar en la Palabra de Vida de Dios, significa una entrega ante lo que nos causa miedo para que Dios  se encargue. Vivir en el amor de Jesús, nos permite reconocer nuestras virtudes y las de los demás para ver en ellos un testimonio de que existe Dios, y de que nosotros somos personas de valor que queremos imitar a Jesús en las aciones de bondad y misericordia. 

No tengamos miedo, porque en el camino de la vida, jamas vamos solos.

Propósito de hoy: Que mi verdad me lleve siempre a tu verdad, para no tener miedo a lo que aún no conozco.