28 DE MARZO: TE IMITO EN LA HUMILDAD.

Juan 13, 1-15 “Señor, ¿me vas a lavar tú los pies?”

La humildad del Maestro. La humildad del discípulo.

En la vida, debemos ser ejemplo de humildad para los que aún no conocen las bendiciones que traen a nuestra vida ser humildes. Suena medio extraño, tal vez para los que su orgullo no les permite imitar a Cristo, pero para los que hacemos un esfuerzo diario de humildad es algo común. Sí es difícil que no nos gane el egoísmo, o que la soberbia se apodere de nuestro hablar; pero cuando tenemos en la mente el propósito de ser humildes en nuestra forma de actuar, la cosa se pone menos complicada porque ya somos conscientes de una acción, de un comportamiento que deseamos tener que es el  de ser humildes y de que queremos poner en práctica en nuestra vida.

Todo comienza cuando hacemos consciente algo que queremos cambiar.

Cuando Jesús lava los pies a sus discípulos nos está dando el ejemplo del servicio. Nos enseña de qué manera Él quiere que nosotros tratemos a los demás y con la humildad de acción que lo caracteriza, nos da la muestra de que es más grande el que sirve que el que solo desea ser servido. Y es que es en el servicio que nos parecemos mucho a Él, es por medio de lo que hacemos por otros lo que nos acerca más a la santidad y a sabernos hechos a imagen suyo. Jesús, hecho hombre usó Su gracia para beneficiarnos a todos, para salvarnos del mal, para perdonar nuestros pecados en lugar de usar sus dones en destruirnos. Igual debe ser con nosotros. Que usemos nuestros dones y talentos para el bien común, para alimentar al hambriento y acompañar al preso de su libertad, para vestir al que está desnudo y escuchar al que está solo, deprimido, abatido y perdido en su propio egoísmo que no lo deja crecer ni acercarse a Dios.

Que este Jueves Santo, la humildad nos llene para lavar los pies del que camina con pesar, del que está en dolor, del que solo necesita una mano que lo ayude a levantarse para emprender el camino que nos lleve a todos hacia la felicidad en el amor del Maestro que nos invita a seguir sus pasos.

Propósito de hoy: Padre, permíteme tener un corazón humilde que imite las acciones de Tu Hijo Jesucristo.