22 DE MARZO: CREO EN TÍ.

Juan 10, 31-42 “El Padre está en mí, y yo en el Padre”

Dios Padre y Dios Hijo en la figura de Jesucristo es la misma persona, al igual que Dios Espíritu Santo, son La Santísima Trinidad y me gusta mucho visualizarlos como se ha venido dando en la historia; Dios Padre omnipotente que es amor, Dios Hijo hecho Hombre como nosotros y Dios Espíritu Santo en la paloma blanca que siempre representa la paz. Y me gusta también el concepto de conocer la historia de la humanidad de la misma manera pero de 3 maneras. Son 3 formas de aprender, por medio de ellos para que podamos comprender de una u otra manera el mensaje universal del amor de Dios hacia todos nosotros.

¡Qué bonita manera de conocer a Dios! Jesús el Hombre, al que podemos ver y con quien podemos identificarnos, nos presenta un plano más real porque estamos hechos a su imagen y semejanza, entonces sentimos alegría y tristeza de la misma manera por Su naturaleza humana. El Espíritu Santo es siempre esa vocecita que constantemente escuchamos diciéndonos que vamos bien o ayudándonos a discernir entre lo que está bien o no y es la Persona de la Trinidad que sentimos con el corazón. Y Dios Padre, bueno Él lo es todo. Volteamos al cielo y nos acaricia el viento o nos moja la lluvia, o nos pica ese sol brillante y es Dios manifestándose para que nunca sintamos que estamos solos en el camino.

Jesús nos pide que confiemos en Él y que al ver los milagros que hace en nosotros entendamos que son la voluntad del Padre, que son uno solo pero con muchas maneras de presentarse ante cada uno, son uno solo que vive dentro del corazón alimentándonos con la esperanza de seguir sus pasos y alcanzar la felicidad por medio de la oración. Y es que la oración nos acerca a Él, y nos ayuda a obtener la gracia de Dios para crecer en la fe y poder entender que son uno mismo.

Tal y como decimos en el Credo “Creo en un solo Señor Jesucristo/de la misma naturaleza del Padre/Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo”, y así proclamamos nuestra fe, en la oración que vivimos en la Eucaristía.

Propósito de hoy: Dame Tu gracia para saber dar testimonio de fe y aceptar cuando me hablas por medio de la Santísima Trinidad.