20 DE MARZO: QUIERO LLEGAR HASTA TU CORAZÓN.

Juan 8, 31-42 “Serán verdaderamente discípulos míos”.

Nos cuenta Jesús, en este Evangelio de Juan, que la verdad nos hará libres y que quienes crean en Su Palabra de vida eterna serán realmente sus discípulos. Pero ¿Qué significa esto?. Quiere decir que hay que responder ante lo que Jesús ha venido a enseñarnos, escuchar Su Palabra y poder discernir entre el bien y el mal; por ello nos dice que la verdad nos hará libres y es que sí, muchas veces somos solo esclavos.

Vemos que nuestra vida se va construyendo de pequeñas mentiras para ocultar nuestros defectos, lo que no nos gusta, aquello que nos desagrada y confundimos estas mentiras con la verdad que es la que nos ayudaría a no mentir. Sabemos que la gran mayoría de las personas prefiere que se le diga una mentira a la verdad, porque funciona para levantar la autoestima y sentir que somos personas de valor…mas no de valores. Y lo hacemos con mucha frecuencia. ¿Qué le dices a tu jefe cuando llegas tarde al trabajo porque no sonó el despertador y te confiaste? ¿Le dices justo eso? Tal vez no, porque sabes que puedes perder tu empleo, pero si le dices que había tanto tráfico y hubo un choque, tu jefe lo va a aceptar, en lugar de exponerte a ser despedido de ese trabajo que tienes ¿Verdad?

Entonces, regresando a las palabras de Jesús; si nos mantenemos fieles a Su Palabra conoceremos la verdad y esa verdad nos hará libres. Y no es que estemos presos físicamente en una cárcel, pero sí nos convertimos presos de nosotros mismos. Y lo que Jesús quiere es que aprendamos a ser honestos siempre, no solo a ratos; que no seamos esclavos de la mentira y menos aún de palabras mal intencionadas, o de envidias y odios que van corrompiendo Su verdad. Él ha venido a demostrarnos en la cruz, que Dios es misericordioso y que se apiada de todo aquel que quiere un comienzo nuevo, que se ha dado cuenta que necesita rectificar sus errores, que se une a Jesús en su dolor y con la oración alcanza a visualizar el poder que tiene el perdón.

Es la palabra de vida eterna la que nos da la cercanía con Dios Padre, la que nos muestra Su amor y nos permite la gracia de la fe, esa fe que tanto necesitamos para hacer obras de caridad y servicio a nombre de Jesús.

Esta Cuaresma, oremos con un corazón abierto al amor de Dios para que, cuando hayamos entendido esto, seamos entonces sí, discípulos de Jesús.

Propósito de hoy: Padre, que Tu palabra de vida me de la libertad que necesito, para poder seguir el camino que lleva hasta Tu corazón y hasta los brazos amorosos de tu Hijo Jesucristo.