18 DE MARZO: QUIERO DEJAR DE SER JUEZ.

Juan 8, 1-11 “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que tire la primera piedra”

¿Acaso eres tú, quien va tirar la primera piedra? ¡Un sí, es la respuesta perfecta! Pero ¿Cómo? Serías una persona llena de virtudes, la mejor persona del mundo, humanitaria, bondadosa y que vive en la verdad de Dios; que sabe por sobre todas las cosas que el perdón nos hace plenos y no solo lo sabe, sino que lo pone en práctica. La persona que pueda decir que tiene la condición de tirar la primera piedra, es aquella que no tiene pecado, que es pura, que vive la vida que Jesús vino a enseñarnos a vivir por el camino que nos acerca hasta Él.

Y entonces ahora vamos a detenemos a visualizar eso de “tirar la primera piedra”. En la antigüedad, cuando alguien era encontrado pecador, era entregado para pagar sus culpas y era asesinado en manos de todo el pueblo a pedradas. Se llama Lapidación, pero solo podían tirar las piedras supuestamente los que se encontraban fuera de pecado, tal y como dice Jesús en este Evangelio de Juan. Hoy aún existen 4 países en el mundo que siguen practicando esa forma de castigo, tan inhumana.

Con esta breve frase, Jesús quiere demostrarnos que viene a traernos la paz, que solo desea justicia y que es en el perdón que todos podemos convivir unos con otros, es en la compasión que somos como Él, porque si nos dice: “Tampoco yo te condeno. Vete y no vuelvas a pecar”, nos esta recordando que, cada vez, no importa cuántas veces, nos acerquemos arrepentidos, vamos a recibir su misericordia. 

Así, que nos queda el análisis: ¿Cómo estoy yo, en el perdón y en el arrepentimiento? ¿Hasta dónde me siento con poder para juzgar a mis hermanos?

Se abre un horizonte nuevo este día, que estamos por vivir la Pasión de Cristo, donde nuestro corazón se acerca al dolor del Señor en la cruz, y en lugar de enjuiciar y condenar a nuestro hermano debemos saber perdonarlo, tal y como hace Jesus con nosotros, nos perdona nuestras grandes ofensas y en lugar de juzgarnos para tirar la primera piedra, siendo Él, el único que puede hacerlo, nos regala su amor incondicional.

Propósito de hoy: Que mi vida no sea en vano, que la oración me enseñe a dejar de juzgar, a aprender a perdonar y a querer perdonar, para entonces poder empezar a amar.