10 DE MARZO: MI GUÍA, ES TU AMOR.

Juan 3, 14-21 “El que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz”

Acercarnos a la luz, es acercarnos a Jesús, porque Él es la luz que guía nuestro camino. Es su verdad la que nos hace vivir en plenitud, y es por su luz que vencemos cualquier obscuridad. 

Dios nos ama tanto que nos ha dado la libertad de amarlo a Él, o de rechazarlo; nos ha enseñado por medio de Su Palabra la diferencia entre hacer el bien o el mal. Él nos permite cada día, decidir entre caer en las tentaciones o en recibir Su gracia para parecernos mas a Su Hijo Jesucristo. Cuando nos guiamos por la luz, nos embarga una actitud de agradecimiento, positiva, que nos lleva a la realización de cada uno según los dones y virtudes que nos han sido dadas; y es que nos damos cuenta de que no es una luz cualquiera. No, es la luz que aclara nuestros pensamientos, es la que nos ayuda a discernir el camino a tomar, las reglas a seguir…es la luz de Dios en el perdón.

Caminar en la obscuridad es seguir patrones de conducta que nos lastiman, que nos hacen daño, es no darnos cuenta que las decisiones tomadas nos alejan de la luz de Dios. Las adicciones enfermizas son las que opacan nuestras virtudes, no permiten que tengamos obras de misericordia hacia otros, y nos impiden ver la necesidad tan grande de amor que hay en la sociedad. La obscuridad solo nos hunde más, en lugar de ayudarnos a salir adelante y nos aleja de una vida de bondad y caridad; no nos permite ver mas allá de nosotros mismos. Sin embargo, aquel que obra conforme a la verdad que leemos en los Evangelios,  a la que vivimos por medio de los Sacramentos y la a que seguimos en los 10 Mandamientos de la Ley de Dios, siempre va a tener paz consigo mismo.

Estamos en el Cuarto Domingo de Cuaresma y es un buen día para darnos cuenta si nuestras acciones están iluminadas por la luz del Espíritu Santo, si tienen como guía el ejemplo de las personas de bien, de Jesús, de nuestros padres; si también queremos ser personas de bien ayudando al que nos necesita, acompañando al que se encuentra solo, vistiendo al que esta desnudo, alimentando al que tiene hambre. Que nuestra manera de vivir pueda ser ejemplo de amor y que dé testimonio de que seguimos con alegría, la luz de Dios, esa luz que nos da el perdón de nuestros pecados y que nos permite de igual manera, poder perdonar a nuestro hermano con el amor que Dios ha puesto en nuestro corazón. 

Propósito de hoy: Ayúdame Padre, a querer siempre ser guiado por la luz de tu amor.