8 DE MARZO: AMAR ES LA CLAVE DE TODO.

Marcos 12, 28-34 “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?”

Amar a Dios por sobre todas las cosas, con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas nuestras fuerzas, es el primero de todos los mandamientos, nos lo dice Jesús en este Evangelio de Marcos; porque el Señor, nuestro Dios, es el único Señor.

¡Qué bonito es amar a Dios! Y cuántas canciones y poemas y alabanzas se han escrito en torno al amor que sentimos por Él y al amor infinito que Él nos entrega cada día. ¿Te sabes alguna canción que puedas cantarle ahora al Señor, nuestro Dios? Vamos, anímate, acuérdate de una y cántala y también aprovecha para reflexionar en la letra y sentir con emoción lo que dice. Y luego dime si es o no bonito amar a Dios.

Y el segundo mandamiento, nos dice también Jesús en este Evangelio, es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, que significa que debemos saber amarnos a nosotros mismos, con nuestras cualidades y defectos, con las virtudes y dones que tenemos y de los cuáles somos conscientes, o tal vez tenemos que ir descubriendo, es saber amarnos con respeto y protegernos del mal; y una vez que podamos hacer eso con nosotros mismos que es amarnos por lo que somos, vamos a poder amar a los demás por quienes son ellos. Es interesante, pero hay que recordar que no podemos dar lo que no tenemos y si nos hace falta amor hacia nosotros pues con mayor razón nos hará falta amor para amar a los demás.

En estos dos mandamientos se encuentra la clave de nuestra felicidad. Es por el amor que damos, por lo que seremos juzgados o condenados y cuando sabemos amar es cuando podemos compartir lo que tenemos con los demás y no solo las cosas materiales, no, también cuando compartimos nuestros valores, cuando enseñamos a alguien a rezar, cuando vamos juntos en familia a recibir la Eucaristía. Ahí se reconoce nuestra manera de amar, en el actuar, porque es la sencillez con que vivimos que vamos a alcanzar la felicidad, sin odios ni venganzas, sino con diligencia, caridad y amor.

Solo reconociéndonos a nosotros mismos, vamos a poder amar a Dios y a nuestro prójimo, como nos dice hoy y siempre Jesucristo, el Hijo de Dios.

Propósito de hoy: Deseo encontrar amor en mi corazón para poder compartirlo con mis hermanos y poder entregarle a Dios el amor que merece.