4 DE MARZO: TE RECONOZCO POR TU AMOR.

Lucas 4, 24-30 “Nadie es profeta en su tierra”

Jesús nos cuenta la historia del profeta Elias, y cómo es que nadie le hizo caso. Entonces, los que estaban escuchando a Jesús, se lo llevaron a un monte e intentaron echarlo por el precipicio, pero Jesús pasó como si nada por entre ellos y se alejó.

Recordemos que tampoco creímos en Él ni en su historia de redención, ¿Verdad? Y lo crucificamos.

Cuántas veces hemos escuchado a un excelente artista, o poeta, o músico en nuestra ciudad y decimos: ha, jamás va a triunfar. Como cuando Bartolomé le dijo a Felipe: ¿Y qué bueno puede salir de Nazaret? Estaba menospreciando la figura de Jesucristo aún antes de conocerlo. Y eso hacemos muchas veces, estamos juzgando a los demás sin preocuparnos sobre su persona, sin saber quién es o qué hace, o cuál es su mensaje. ¿Tú eres como estas personas?

Cuando una persona no puede reconocer los dones que tiene, muy difícilmente va a reconocer los de alguien más. Tal vez los motivos de pensar de esta manera, como Bartolomé, se den por la falta de autoestima. Jesús tiene muy claro quién es, no importa todas las cosas que hacemos en su contra, cada día, Él sabe lo importante que es, sabe muy bien que vino a traernos La Paz, sabe que nos ha enseñado a orar, es muy consciente de que es el Hijo de Dios, conoce todo sobre medicina, sobre leyes, sobre derechos humanos, sobre el amor incondicional; sobre el tema que gustes, Él tiene las respuestas.

Dios está siempre presente y sabe que tenemos necesidad de Él. Solo hay que dejarlo entrar a nuestra vida, porque Él ya vive en nuestro corazón, aunque muchos de nosotros aún no lo hemos sabido encontrar. Vivamos con alegría reconociéndonos unos a otros por las virtudes que nos caracterizan. Seamos pro-activos en buscar ocasiones para admirar a nuestros hermanos, para ver que en casa nuestros padres y abuelos tienen un valor incomparable, para aceptar que nuestros talentos son diferentes y únicos y no tenemos que estar compitiendo unos con otros, alegrémonos por los triunfos ajenos y estemos listos a aprender de otros; porque es la forma en que crecemos y maduramos.

Busquemos personas valerosas al rededor de nosotros, veamos en los demás la figura de un santo, estemos alertas para percibir a los ángeles que nos rodean, y seamos los primeros en reconocer lo bueno y admirable que hay en los demás.

Propósito de hoy: Permite que mi camino esté lleno de personas positivas que buscan el bien común y que tengan algo que enseñarme, para poder dar testimonio del amor que existe en mi corazón.