29 DE FEBRERO: QUE MIS BIENES SEAN PARA TU GLORIA.

Lucas 16, 19-31 “En tu vida recibiste bienes”.

Bendecidos todos los que en nuestra vida hemos recibido bienes y no vamos a decir que cayeron del cielo, no, pero si podemos agradecer a Dios Padre que nos dio los medios para obtener esos bienes y que nosotros supimos utilizarlos para nuestro beneficio y ojalá que también para el beneficio de los demás.

Muchas veces las personas se confunden y creen que Dios dice que ser rico es malo, pero no, lo que es malo es tener y no saber compartir con nuestros hermanos. ¿Alguna vez has meditado en esta realidad?

Cuando nos hablan las escrituras de que al pobre se le dará y al rico se le quitará, es importante que entendamos el contexto. Tal vez el rico es alguien que solo tiene pertenencias y esta vacío de compasión, de empatía por el que sufre, tal vez su riqueza consiste en un auto muy caro que le sirve para presumirle a los demás, o de ropa de marca que solo le sirve para lo mismo. Sin embargo existe la otra riqueza, la del corazón, la que nos da la oración, la riqueza del saber perdonar, esa de la fe en que Jesucristo es el Hijo de Dios, que vino a traernos la verdad y esa riqueza es la que nos va a contar en el ultimo día. Ahora, imaginemos que tenemos ambas riquezas. Porque definitivamente sí existen personas que su riqueza material sirve para actos de misericordia y no como limosna de lo que les sobra, sino con intención de servir a los demás con el corazón.

Recibir bienes nos ayuda a crecer más fuertes, a tener los medios para solventar los gastos de nuestra familia, y nos fortalecen cuando nos entregamos al servicio digno a los demás. La oración es siempre nuestra mejor aliada, porque es la que nos acerca a Jesús, es la que nos ayuda a entender el misterio de la Resurrección,  es la que nos lleva hasta la Eucaristía y recibimos a Cristo en nuestro corazón. Rezar es un acto personal, tal vez hablamos con Dios siempre, o solo cuando tenemos una necesidad, o cuando cantamos ¿Sabias que cantarle a Dios es orar dos veces? Bueno, eso dicen y a mí me gusta mucho cantarle. En la oración nos acercamos a Dios, que nos está esperando, ahí como Padre amoroso, a que lleguemos y platiquemos con él, recordando que hasta el mismo Jesús oraba a su Padre.

Los bienes, son para solucionar los males y si tenemos mal del corazón, o somos codiciosos, pues usemos nuestros bienes con intención, para acercarnos a Dios al vestir al que está desnudo, al darle de comer al que tiene hambre, al escuchar al que está solo; y que nuestros bienes nos ayuden a ser testimonio de que nos sabemos hijos amados de Dios.

Propósito de hoy: Nunca permitas que mi humildad se opaque con mi soberbia, para que mi fe crezca y pueda servir a mi hermano sin pesar, con alegría y siempre consciente que eres Tú, Jesús, a quién doy mi mano con amor.