25 DE FEBRERO: CREO EN TU RESURRECCIÓN.

Marcos 9, 2-10 “Sus vestiduras se pusieron esplendorosamente blancas.”

¡Jesús nos anuncia la Resurrección! con sus ropas más blancas que la nieve jamás visto antes y es que esa es la blancura de la pureza de su alma.

Imagino la cara de sus apóstoles de asombro y también de susto, nos dice Marcos, ellos no entienden el mensaje y bueno, creo que nosotros tampoco. ¿Cómo es eso de que el Hijo del hombre resucitará de entre los muertos? Y luego escuchar la voz profunda de Dios, que sale del cielo: “Éste es mi Hijo amado; escúchenlo”. Solo de pensarlo nos estremecemos en la alegría, por la presencia de Dios en nuestro camino.

Reconocer que el Hijo del hombre es parte de nuestra vida, es dar testimonio de fe por medio de nuestras acciones de servicio para el bien común, es llevar Su palabra de verdad y salvación a quienes no la conocen, es sentirnos orgullosos de profesar nuestra ideología religiosa en todo momento. Es cuando abrazamos las obras de caridad como algo de todos los días, cuando le damos de comer al hambriento y vestimos al que está desnudo o no tiene zapatos, es cuando somos buenos con los abuelos y nos acomedimos a ayudar a nuestros padres. Es cuando procuramos una vida pacífica y armoniosa donde el sello del amor se refleje en el respeto mutuo dentro de nuestra familia, en la escuela o el trabajo. Reconocer a Jesús es imitar sus obras, es querer ser como Él en el perdón y el saber perdonar a quién se acerca a nosotros con un corazón arrepentido.

Reconocer a Dios es saber amar. Es saber orar. Es saber que en la resurrección de Jesús se nos da una nueva oportunidad de renacer, para ser una luz que guíe en le camino a los que van en la obscuridad, para acercarlos de nuevo a la esperanza de la vida eterna de la mano de Dios.

Propósito de hoy: Que la luz de tus vestiduras jamás se apague en mi camino para siempre saber cómo llegar hasta ti, Padre de amor.