14 DE FEBRERO: TE IMITO EN EL SERVICIO.

Mateo 6, 1-6 “Cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas”.

El arte de dar, de compartir, de servir.

Es interesante cómo es el ser humano; sí, porque necesita gritarle a los cuatro vientos cuando hace una buena obra, o cuando ayuda a alguien, o cuando presta su tiempo en el servicio a los demás, y tiene la necesidad de que los demás se den cuenta. Creo que las mejores obras que hacemos son aquellas de las cuáles nos sentimos muy orgullosos y no necesitamos que otros lo reconozcan, ¿Verdad? O, ¿Eres de las personas que al ayudar a los demás requieres que todo el mundo se entere?

Eso no nos enseña el Hijo de Dios. Él nos invita a imitarlo en la humildad de acción: “Lo que hace tu mano izquierda, que no se entere tu mano derecha, y serás recompensado por tu Padre Celestial”. ¡Qué bonito! Eso debería ser lo suficientemente gratificante como para no andar presumiendo que hiciste algo bueno por alguien.

Que los demás nos alaben debe estar fuera de nuestras expectativas, ni que nos motive el deseo de que otros nos glorifiquen, porque solo se alaba y se glorifica a Dios Padre.

Lo mismo nos dice Jesús, de la oración. Eso es algo muy personal, entre Dios y nuestro corazón; claro, que si hay un grupo que se reúne específicamente a orar es excelente, pero si te pones a rezar un rosario mientras estás en un evento en la escuela de tu hijo, o en medio de la plaza, no creo que Dios lo tome en cuenta, por eso es que Jesús nos dice: “No sean como los hipócritas, al orar para que los vea la gente”. No, ora en tu recámara, en la intimidad de tu hogar y ahí, en silencio Dios Padre te recompensará.

Hay tanta gente que se dedica a ayudar a los demás, que puntualmente presta sus servicios para el bien común, en la iglesia, o en la escuela, o en el trabajo y lo hacen porque han entendido cuál es la misión que tenemos en la tierra; han aprendido de Jesucristo que hacer el bien y estar al servicio de otros es lo que nos va a dar una felicidad difícil de describir, y es que al hacerlo, se nos llena el corazón también de una sensación de amor, difícil de describir. Y en ese sentimiento, sabemos, que es Dios Padre quien ya nos dió una recompensa, que ya nos agradeció por lo que hicimos.

Hoy que tenemos doble celebración, la primera que es el inicio de la Cuaresma, hoy miércoles de ceniza que coincide con el día establecido para celebrar la amistad entre unos y otros, recordemos: “Hacer el bien, sin mirar a quién”, y darnos cuenta que es Dios quién en nuestro silencio, sabe cuando nuestras acciones imitan el comportamiento de su Hijo Jesucristo.

Que el comienzo de la Cuaresma nos ayude a meditar en nuestras acciones para que lo que hacemos, siempre sea testimonio de fe.

Propósito de hoy: Padre, ayúdame a que el único reconocimiento que necesite mi corazón sea el tuyo, y que eso sea suficiente para que mi corazón sea pleno.