13 DE FEBRERO: NUNCA ME DEJAS SOLO.

13 DE FEBRERO

REFLEXIÓN DEL DÍA: NUNCA ME DEJAS SOLO.

Marcos 8, 14-21 “¿Para que tiene ustedes ojos, si no ven, y oídos, si no oyen?”

Ver y oír, mirar y escuchar; que es lo mismo, pero tal vez con intensidades diferentes. Jesús nos reclama por qué no vemos y por qué no oímos, por qué no aprendemos y por qué no entendemos los mensajes y la buena nueva que trae consigo todos los días, a nuestra vida. Parece que nos hacemos tercos y sordos a las palabras de amor de nuestro Salvador. ¿Será que andamos bajos de fe?

En el día a día de nuestras actividades hemos olvidado detenernos a agradecer las bendiciones que recibimos, así de cotidianas como el despertarnos esta mañana, o el saber que tenemos un techo donde dormir en las inclemencias de este invierno. Ver que nuestra familia aún nos acompaña y que nuestros hijos tienen salud; saber que podemos hablar y leer, y escribir y que hay pan en nuestra mesa por el esfuerzo que hemos realizado en el trabajo gracias a la fortaleza que hay en nuestro ser y que viene de Dios. Tal vez, damos por un hecho las bendiciones que recibimos pero ¿Qué pasa cuando algo va mal? La primera persona con quién nos enojamos es Dios, y muchas veces lo desconocemos porque lo hacemos culpable de nuestras decisiones erróneas que tienen como resultado, algo que no estábamos esperando.

La fe, que aumentamos en la oración y en la Eucaristía, nos ayuda a poder oír a Dios y a saber ver sus milagros. Nos ayuda a aceptar cuando tenemos un dolor, una pena, cuando algo no va bien y aún si no logramos entender, Él, por Su gracia sobre nosotros, nos da la fortaleza para no recaer y si recaemos, tenemos la seguridad de que, el que nos carga en sus brazos es Su Hijo Jesucristo. Jamás nos deja solos, ni tirados en la soledad del desamparo, no; es Él, quién nos llena de vida y de esperanza, ya que todo tiene su razón de ser, su motivo y su finalidad en nuestro camino.

Propósito de hoy: Saber ver y oír lo que hoy tienes preparado para mí.