31 DE ENERO: QUIERO SER COMO TÚ.

Marcos 6, 1-6 “¿Qué no es éste el carpintero?”

Dice Jesús: “Todos honran a un profeta, menos los de su tierra” y si analizamos esta frase nos incluimos en eso de no honrara a alguien que conocemos, a alguien de casa. ¡Cuánto trabajo nos cuesta aceptar que alguien de aquí, de al lado, haga cosas buenas, o que sea un buen ser humano! Aunque reconozco, que cuando compartimos con los demás el amor de Jesús, sí somos capaces de ver en nuestro hermano, o amigo virtudes y dones que vienen de Dios.

Ahora, vamos a ver la vida de Jesús, el Hijo de José el carpintero y de María de Nazaret. Un ser humano como todos nosotros, que siendo Dios, se hizo hombre para que nos pudiéramos identificar con Él; porque Jesús es su dolor nos acerca al amor de Dios.  Y, ¿Qué pasa? Que en nuestra mente es muy difícil aceptar que un hombre como tú o como yo, sea el Hijo de Dios ¿Verdad? Por eso la frase tan repetida por todo el mundo “nadie es profeta en su tierra”. Sin embargo ¡Es verdad! Jesús, el Hijo de Dios se hizo hombre para enseñarnos a hablar de Dios, para aprender de Él el perdón, para sentirnos como hermanos porque compartimos el mismo Padre, el que nos espera para abrazarnos y reiterarnos cuánto nos ama.

Jesús, es el que ama, el justo, es a quién llamamos Mesías y Maestro; es quién, en Su humanidad murió por nosotros, es quién nos dice todos los días que en la oración vamos a encontrar fe y en la fe nos vamos a fortalecer en compasión para poder servir con amor  y ejemplo a los demás. Vamos a tomar mejores decisiones con su ejemplo, entre lo correcto y lo desleal, vamos a caminar en la confianza de que: hacer el bien, sin mirar a quién es mejor que tener miedo, que salir huyendo hacia un vacío que luego nos va a costar mucho llenar. Jesús es ejemplo de humildad, de aceptación, de sacrificio y principalmente de amor, porque nos enseñó que el odio, nos lastima y que la paz, nos hace fuertes.

Propósito de hoy: Orara para ser como tú, Jesús mío.