28 DE ENERO: TE CONOZCO POR TU NOMBRE.

Marcos 1, 21-28 “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesus de Nazaret?”

Que nos llamen por nuestro nombre siempre nos da presencia, porque nos reconocen, saben quién somos y de alguna manera es una forma de respeto que nos demuestra que el otro nos conoce. ¿Verdad, tú sientes eso cuando alguien te llama por tu nombre?

Ahora imagínense que estas palabras “Jesús de Nazaret” le hacen saber a Jesús que saben exactamente bien quién es, de donde viene, cuál es su origen y le dan el valor a su persona como Él merece. Lo más interesante de la historia es que quién lo está reconociendo como el Hijo de Dios es el demonio. ¡Sí! Llega hasta Él un hombre poseído por el demonio, que le grita esas palabras a Jesús, y le dice: “¿Qué quieres tú con nosotros?” Y le agrega: “¿Has venido a acabar con nosotros?” Y muy importante cuando termina su frase diciéndole: “Ya sé quién eres: el Santo de Dios”.

¡Le da Su valor! ¡Porque hasta el diablo le teme cuando reconoce la verdad de Dios!

Jesús sana al endemoniado de igual manera como nos sana a nosotros de nuestro dolor, Sí, de alguna manera éste hombre logró llegar a Jesús porque sabía que sólo Su palabra podría vencer al demonio. Sólo la palabra de Dios puede sanar hasta el dolor o la pena más grande que llevamos en nuestro corazón, lo único que tenemos que hacer, es acercarnos a Jesús, buscarlo hasta encontrarlo en la oración, en la caridad y en nuestro servicio a los demás. A Jesús lo encontramos en la verdad y en el amor, que es lo que nos hace sentirnos en paz. Y eso es lo que quiere Jesús de Nazaret para todos nosotros, quiere ser la luz en nuestra obscuridad, quiere ser el pilar que sostiene nuestro dolor para poder aceptar las cosas que hay que vivir. Jesús, quiere que en la oración nos encontremos con Su Padre que tiene el poder sanador para llevar una vida de esperanza y que podamos sanar para dar testimonio de Él.

Propósito de hoy: Te reconozco por tu nombre Jesús de Nazaret, Rey de Reyes, mi Salvador y quién jamás se da por vencido conmigo, quiero agradecer tu amor hacia mi y bendecir tu nombre Santo de Dios.