24 DE ENERO: SOY TIERRA FÉRTIL.

Marcos 4, 1-20 “Los granos cayeron en tierra buena”

La parábola del sembrador es muy bonita, habla de aquel que siembra la palabra de Dios, y que va hechando granos por el camino y esos granos depende de dónde caen, darán frutos buenos o morirán.

¿Qué hacemos nosotros cuando escuchamos la palabra de Dios? Bueno, depende; si la escuchamos de un sacerdote, o un religioso, o una religiosa tendemos a creer más fácilmente en ellos y les ponemos atención, en cambio, si la escuchamos de boca de nuestro pariente o amigo, no creemos. ¿Verdad? Y es que a veces ponemos en duda la certeza de lo que nos cuentan en nombre de Dios.

Así pasa con las semillas, que nos representan, somos nosotros. Las que caen en una vereda o sea cuando nosotros escuchamos la palabra sin mucha atención, en cuanto nos llega una tentación caemos sin más y vemos más atractivo al demonio que a Dios. Los granos que caen en tierra con piedras, es como los que escuchamos la palabra de Dios y nos sentimos contentos por lo que entendimos, nos da alegría, pero como no hay posibilidad que crezcan raíces entre las piedras, al primer problema le damos la espalda a Dios. Y está la semilla que caae entre las espinas y es cuando ahogamos la palabra de Dios con todas las preocupaciones que vamos cargando, o cuando queremos buscar riquezas  y poder y pues, las semillas se mueren.

El panorama no es nada alentador, sin embargo los que hacemos oración, los que somos personas de fe, tenemos puesta nuestra esperanza en el Señor, y es cuando nos convertimos en la semilla que cae en tierra buena ¡Sí! porque sabemos escuchar la palabra, aceptarla y entonces, cosechamos la gracia de Dios, los dones y talentos de Dios y podemos dar testimonio, de que la fortaleza que nos mantiene vivos es el infinito amor de Dios.

Propósito de hoy: Quiero oírte, y verte para no vivir en la obscuridad y poder arrepentirme y pedir perdón y ser el que siembra tu palabra de amor.