16 DE ENERO: AHORA.

Marcos 2, 23-28 “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.

El Hijo del hombre es dueño del sábado y de todos los que creemos en Él. Es por obra y gracia de Dios que fuimos creados a su imagen y semejanza y todo aquel que dude de Jesús no es un buen cristiano, porque pone en duda la obra majestuosa de Dios.

Cuando creemos en Dios, ponemos nuestro corazón en sus manos, nos dejamos llevar por su gracia, aceptamos su voluntad para nuestra vida porque entender lo que Él quiere para nosotros es vivir bajo su palabra de vida eterna, es ser felices en el amor y las bondades que recibimos, es entender de verdad lo que nos dice y nos enseña.

Cuando el Evangelio de Marcos nos dice que Jesús también es dueño del sábado, nos invita a que seamos buenos y hagamos obras de caridad y misericordia en todo momento. No debemos esperar a un día específico, si la necesidad de actuar es hoy ¡no esperemos a mañana! Porque los milagros de Dios son de todos los días. Hay que escuchar al corazón, que en las cosas sensibles es más intuitivo que la mente, que muchas veces es calculadora y nos impide seguir el camino de lo que es bueno y dejamos de movernos. Cuando eso pasa, por lo general nos duele el corazón porque dejamos de hacer algo que nos dicta el corazón y sentimos que le fallamos a Dios, habiendo podido ayudar o servir a quién necesita de nuestro apoyo.

No somos hechos para las cosas, para que nos utilicen a nosotros, no; hemos sido hechos para utilizar las cosas a nuestro favor y para discernir entre el bien y el mal y la manera más efectiva de solucionar conflictos, carencias y problemas.

Sigamos el ejemplo de Jesús, para servir a los demás y ayudar a sanar heridas; para sobrellevar nuestro dolor y nuestras angustias en todo momento, no importa el día ni la hora, lo que importa es que lo hagamos en la verdad de Dios.

Propósito de hoy: Estar presente hoy para quien pida mi ayuda y poder responder con amor, dando testimonio de la palabra de Dios.