2 DE ENERO: ESCUCHO TU GRITO DE AMOR.

Juan 1, 19-28 “Yo soy la voz que grita en el desierto”

Este Evangelio nos presenta a Juan, quién es llamado “la voz en el desierto”. Él es profeta del Altísimo, es el que bautiza con agua y nos prepara para la venida del Hijo de Dios, es una voz que grita en el desierto que hay en nuestro corazón.

Muchas veces en nuestra vida nos convertimos en seres insensibles, con un corazón árido, como el desierto y perdemos sensibilidad ante lo que nos rodea. La pérdida la vemos como algo normal y deja de dolernos, el pobre en la calle, los muertos en las guerras, las penas por las que sufren nuestros hermanos. Caminamos con los ojos cerrados, donde lo único importante es “lo que me pasa a mi” y no nos detenemos a ayudar al otro, a alimentarlo, a prestarle nuestro abrigo. Está bien si no podemos resolver todo en el mundo, pero quedarnos fuera de lo que pasa a nuestro al rededor no está tan bien y es entonces, cuando Juan, el Bautista, nos grita en el desierto en que nos hemos convertido, quiere que estemos preparados para cuando llegue Jesús y podamos sentir su presencia en nuestro corazón. Juan es la voz en el camino, es el amigo que nos trae un regalo, es quién alimenta la esperanza de la llegada del mesías, del Salvador, del Dios con nosotros.

Escuchemos la voz de Juan y seamos conscientes de que en la oración también vamos a escuchar la voz de Dios. Que este año que llega, traiga el deseo ardiente en nuestro corazón para acercarnos a Jesús, para conocerlo y permitirle bautizarnos con el fuego del Espíritu Santo, con la verdad del Padre, con el amor con que se entrega por nosotros, por nuestra salvación.

Que en nuestro andar sembremos semilla buena para dar frutos buenos y ser testimonio de que creemos en Jesús imitándolo en el perdón, como ése en la cruz, que pidió por nosotros; que el grito de amor de Juan aligere la carga del dolor y la insensatez con que vivimos nuestra vida y que solo nos aleja de Dios. Aprendamos a orar para crecer en la fe y que esa fe renovada nos lleve al servicio de los demás en la bondad y en la caridad.

Propósito de hoy: Quiero escuchar la voz que grita en el desierto con un corazón dispuesto y prepararme para un encuentro con Jesús en el amor.