27 DE DICIEMBRE: TÚ VIVES EN MI.

Juan 20, 2-9 “Vió y creyó”

Ver para creer, somos un pueblo rebelde, que si no tocamos no creemos, que si no sentimos, no creemos y luego ¿Qué nos pasa cuando vemos y tocamos? Seguimos sin creer. Dichoso aquel que cree sin haber visto, porque las maravillas de Dios son algo de todos los días y no nos damos cuenta.

Dios se hace presente en nuestra vida a cada momento; en esa vuelta que diste sin querer fue para protegerte, en esa comida que por alguna razón no comiste fue para salvarte, en aquello que no pudiste comprar, fue para tu beneficio; y aun si tardamos en entender, podemos hacer memoria de los casos en que quisimos hacer algo y por una razón desconocida no pudimos. Ahí estaba la mano de Dios, porque Él nos da lo que corresponde y nos libra de todo mal sin importarle si a nosotros nos gusta o no. Porque un Padre protector hará siempre lo mejor para su familia, pondrá frente a nosotros las herramientas que nos hacen fuertes y nos invitará a la oracion para que esa fuerza no se debilite con nada.

En la persona que está frente a nosotros se presenta Dios, y nos da oportunidades para reconocerlo, ahi, para ayudarlo y cuidarlo, para ser un escucha ante su dolor, para tomar de su mano en la obscuridad en la que vive. Ahí donde está nuestro hermano está Dios en su corazón, y busca que nos demos cuenta que al acompañarlo a él estamos entregando nuestra bondad y consuelo al mismo Jesús quién nos pide misericordia. Al sentarnos a platicar con nuestros padres o abuelos estamos hablando con Dios, es Él quién nos escucha y agradece ese tiempo que compartimos con Él en la figura de ellos, que tal vez ya mayores no pueden visitarnos como hacían antes y ahora nos toca a nosotros ir a verlos y decirles cuánto agradecemos el amor que recibimos de ellos y que ahora queremos corresponderles.

Para creer en Dios hay que estar dispuestos. ¡Claro! Dispuestos a hacer el bien, a estar al servicio del más necesitado, a sentir la fuerza del poder de Dios en nosotros mismos, porque es por medio de Él que vamos a salir victoriosos ante cualquier situación, con humildad y sencillez en nuestro actuar.

Ver y creer en Dios es saberlo dentro de nuestro corazón y dejarlo actuar para poder dar testimonio de que creemos en Él.

Propósito de hoy: Dejar que tu amor llegue a lo más profundo de mi ser para creer en ti y ver tus obras hechas en mi.