25 DE DICIEMBRE: NACES EN MI CORAZÓN.

Juan 1, 1-18 “Vino al mundo la verdadera luz, que ilumina a todo hombre”.

Hoy seguimos la estrella que nos guía hasta Jesús, hacia la luz de Jesús, que viene a iluminar nuestro camino.

María, la llena de gracia, nos entrega el regalo más grande que podemos recibir; ella y su esposo José, atraviesan el camino en el desierto, entre montañas y zonas de peligro porque saben que traen con ellos la salvación de los hombres, y llenos del Espíritu de Dios caminan protegidos por esa luz que ilumina sus corazones con esperanza y amor.

Jesús, el Enmanuel, el Hijo de Dios nace este día rodeado de amor, en un humilde pesebre en Belén para que lo recibamos con alegría y lo llevemos al calor de nuestro hogar, ahí, en nuestro corazón donde Él se siente abrazado y protegido por cada uno de nosotros.

Jesús “es la vida y la vida es la luz de los hombres” y nos regala este día su gracia y su verdad para que mejoremos nuestra manera de vivir y con esa gracia y virtud todos podamos dar testimonio del amor del Padre, en Jesucristo. Hoy, en que nace “El Salvador” seamos amables con los demás, acerquémonos al que tiene hambre y frío para compartir con ellos nuestro calor de hogar, como hijos de Dios. Llenemos nuestro corazón con el amor de Dios y que por medio de nuestra oración aumentemos nuestra fe para vivir en plenitud, sin ofender ni hacer daño a los demás, imitando la virtud de María y el amor de José. Que sea nuestro hogar, el primer lugar para demostrarnos como personas gentiles, compasivas, misericordiosas, que sea el lugar donde extendamos nuestra mano para ayudarnos y decirnos: “te quiero hermano, te amo Mamá, te respeto abuelo”.

Hagamos de nuestro hogar un pesebre tan lleno del amor de Dios como ese de Belén, donde no quepa lugar para odiar, ni maltratar, ni maldecir a nadie; al contrario, que así como Jesús fue recibido con amor, podamos nosotros recibir a nuestra familia con el mismo amor y cariño con que recibimos al Hijo de Dios en nuestro corazón.

Propósito de hoy: Te recibo Niño Dios con un corazón puro y arrepentido para que vivas en él y sanes mis heridas para ser testimonio del amor que traes a mi vida.