22 DE DICIEMBRE: GRACIAS MADRE, POR TU AMOR.

Lucas 1, 46-56 “Porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”.

¡María, llena de gracia! seguimos agradeciendo que en el momento que el ángel se le apareció, ella supo decir que Sí al nacimiento del Salvador, a la misericordia de Dios, al perdón de nuestros pecados. María, regalo de Jesucristo para todos nosotros, que estando en la cruz nos dijo: “he aquí tu madre” y ella que ha sido la madre que nos consuela cada vez que recurrimos a ella.

En este Evangelio, Lucas escribe el Magnificat a María, que es una alabanza hermosa donde ella se reconoce como hija predilecta de Dios y solo sabe alabarlo y glorificarlo, llena de júbilo porque Dios puso sus ojos en ella. “Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones” y la llamamos dichosa y virtuosa y llena de gracia, porque el que todo lo puede ha hecho en ella grandes cosas. La ha convertido en madre de la humanidad, en protectora de todos los pueblos, en consuelo a los corazones.

María, nuestra madre, llena de gracia nos inspira a ser como ella, a querer hacer el bien acercándonos al necesitado, al débil, al que con una palabra de aliento ayudamos a salir adelante. Es por el amor de María, amor de madre, que conocemos el amor de Jesús, que al encarnarse en ella por gracia de Dios, heredó todo el amor de su corazón.

María, nos invita a ser como ella. A perdonar y aprender a pedir perdón, nos invita a la comunión con Dios en la Eucaristía, quiere que en su dolor podamos captar el sufrimiento de su hijo quién dió su vida para que nosotros experimentáramos el amor y la bondad y que al ver este sufrimiento tocase nuestro corazón para hacer el bien, para compartir lo que tenemos y para que en la oración nos acerquemos más a su hijo Jesucristo.

Que el agradecimiento y el perdón sean una práctica común para convivir con los demás de manera armoniosa, estamos casi por terminar el tiempo de Adviento y tenemos la oportunidad de arrepentirnos por las faltas que hemos cometido. No olvidemos agradecer cada cosa que tenemos, cada virtud que compartimos con otros, cada acción para el bien común, porque es en el dar las gracias que Dios va recompensándonos con más dones para vivir según su palabra, en la alegría del dar y en la misericordia por sentir que siempre estamos acompañados por Su amor.

Propósito de hoy: Que la presencia de María, mi madre santísima, esté siempre frente a mí para poder seguir su ejemplo con quienes me rodean.