13 DE DICIEMBRE: SÍ LO PUEDO HACER.

Mateo 11, 28-30 “Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”

Jesús, El Buen Pastor, manso y humilde de corazón quiere que aprendamos de Él, que lo imitemos, que seamos como Él. ¿Tu crees que se puede? ¡Claro que se puede! Solo es cuestión de voluntad, del deseo ardiente por ser la mejor version de nosotros mismos y de querer seguir sus pasos para agradar a Dios, por medio de las acciones que tenemos hacia los demás.

Jesús nos invita a acercarnos a Él en la misericordia y el perdón, porque es ahí cuando podemos ser testimonio de este hombre de corazón humilde, de actitud sencilla y obediente a lo que Su Padre quiere para Él, para seguir su destino en el camino de la verdad y la vida eterna. Nosotros estamos llamados a ser mansos, obedientes, a defender nuestros valores que siempre deben ir enfocados a esos de Dios, porque Él es quien tiene el poder del amor y lo siembra en nuestro corazón todos los días, en la esperanza de que nosotros podamos recibirlo con alegría para actuar según su palabra.

La oración nos acerca a Dios. Es un instrumento bendito, que nos llena de gracia para que nuestra fe crezca y con ella llenarnos de compasión para poder servir a los demás con humildad como lo hace Jesús en cada paso que da, en cada acción, en cada palabra.

La oración nos llena de esperanza, de la esperanza del amor para perdonar y pedir perdón a Dios cuando ofendemos a los demás; para compartir su palabra con otros y abrazar y escuchar como sabemos que Jesús nos escucha cuando acudimos a Él, cuando le permitimos estar dentro del corazón y lo sentimos presente en nuestra vida.

Seamos testimonio del amor de Dios con humildad, para llevar siempre un saludo de paz a los demás.

Propósito de hoy: Quiero ser un reflejo de Jesús en el servicio que le doy a mi hermano, a mis padres; y voy a recibirlos con una alegre sonrisa, porque no sé cómo ha ido su día hoy. Le pido a Dios que me ayude a ser humilde de corazón.