1 DE DICIEMBRE: TU TIENES PALABRA DE VIDA.

Lucas 21, 29-33 “Mis palabras no dejarán de cumplirse”

Palabras de vida eterna, que leemos cada vez y de alguna manera sentimos que nos identifican, que las acciones de las personas del tiempo de Jesús son como las de nosotros el día de hoy; somos iguales, escuchamos lo que dice Jesús y es como si Él estuviera presenciando nuestra vida porque Su palabra es vigente, está viva y siempre se cumple, no importa si es el año mil, o el dos mil y en un futuro el tres mil.

Que no nos sorprenda cuando veamos la misericordia de Dios actuar en nosotros, porque Él promete amarnos y protegernos y velar por cada uno de sus hijos cumpliendo Su palabra; que no nos detengamos cuando escuchemos la voz de Dios en nuestro corazón cuando nos conmueve el dolor de alguien más y le damos consuelo como lo hace Él; que no nos dé miedo amar a los demás porque es en el amor que más damos testimonio de la palabra de vida eterna del creador.

Jesús en la cruz se entregó por toda la humanidad, tal y como lo dijo Su Padre, y en su dolor fue testimonio de vida y muerte, de resurrección y vida; y nos dejó el trabajo más difícil de todos, que es el perdón.

Ahí en la cruz, su amor lo hizo pedir perdón porque parece ser que nunca sabemos lo que hacemos; ofendemos a nuestra familia, humillamos al que no nos agrada, lastimamos a quién amamos por celos o envidia, pasamos por sobre el derecho de los demás porque no sabemos respetar al que piensa diferente a nosotros y también Dios cumple sus promesas cuando es a Él al que ofendemos, lastimamos y despreciamos.

En este Evangelio de Lucas se nos recuerda que Dios es fiel a Su palabra y que nosotros debemos también ser fieles a nuestras convicciones, a nuestra manera de amar, de pensar y de ser testimonios de que reconocemos en Jesús al Hijo de Dios, que sabemos dar gracias por las bendiciones que recibimos y que estamos preparando nuestro corazón para perdonar a quién nos ha lastimado y de igual manera para acercarnos con humildad a pedirle perdón a esa persona que lastimamos, por la causa que sea, pero que también es nuestro hermano porque todos somos hijos de Dios.

Propósito de hoy: Padre, ayúdame a poder respetar y honrar tu palabra de vida eterna siendo un ejemplo de tu amor y tu perdón, para los demás.