Mateo 4, 18-22 “Síganme y los haré pescadores de hombres.”
¿Te gustaría ser pescador de hombres? ¿Te gustaría caminar de la mano de Jesús y seguir sus pasos? Nosotros leemos en los Evangelios esta invitación que hace Jesús cuando empieza a formar su equipo de apóstoles, pero lo que tal vez no nos damos cuenta es que es una invitación vigente y nos la hace a todos nosotros: “síganme”, ¡Qué privilegiados somos!
Y nosotros ¿qué le respondemos? Bueno, quiero que sepas que cuando haces lo que te corresponde ahí donde estás, fortalecido por la oración, dejando ser tus dones y virtudes para el bien de otros en el servicio que das, ¡ya lo estás siguiendo! Sí, seguir a Jesús es muy fácil pero requiere un compromiso, eso sí. Y el principal compromiso es querer seguirlo. Querer ser como Él en virtud y misericordia. Querer dar testimonio de que conocemos a Jesús cuando sabemos pedir perdón y perdonar a quién nos ofende. Querer más que nada entregarnos por amos a ser buenos con los demás en el servicio que nos caracteriza al ayudar al más necesitado, a vestir al que no tiene ropa y darle de comer al que no tiene comida. Estos son algunos de los requisitos que debemos sentir con el corazón y realizar con amor para sabernos seguidores de Jesucristo el Hijo de Dios.
¿Crees que es difícil, complicado o te da flojera? Tengo grandes noticias para ti. Nunca es tarde para empezar, para querer abrir el corazón y seguir a Jesús, en todo momento podemos determinar cambiar nuestra manera de ser y de actuar, de hablar y de compartir con los demás la figura d Dios. Porque es en Dios que nos encontramos a nosotros mismos, es por Él que descubrimos todas nuestras capacidades para vencer las tentaciones que nos llevan al camino contrario y es con Su amor que podemos amarlo a El y a nuestros semejantes.
Seguir a Dios es nuestra oportunidad de ser mejores seres humanos y de llevar a otros Su palabra de vida eterna.
Propósito dd hoy: Seguir a Jesús Mar adentro, como nos recuerda la barca del altar principal de Magdala “Duc In Altum”.