28 DE NOVIEMBRE: TRAIGO PAZ A MI HOGAR.

Lucas 21, 5-11 “Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico.”

¡Qué palabras tan fuertes nos dice Jesús en éste Evangelio de Lucas! Que no nos domine el pánico…

Jesús nos habla de esperanza, de confianza en Él y de su llegada triunfal que nos trae la salvación. Nos quiere tranquilizar, para que no vivamos con miedo, ni en conflicto unos con otros; quiere que aprendamos que es el amor lo que va a cambiar las circunstancias del mundo en que vivimos, empezando por nuestros hogares.

¿Cómo andamos en nuestra actitud de servicio en nuestra casa? ¿Le agradecemos a esa persona que hace posible nuestro alimento diario? ¿Pensamos en mamá o en papá, o nuestros abuelos o tíos, que nos ayudan a estar listos para ir a la escuela o al trabajo en la mañana?

El primer lugar social que conocemos es nuestra familia y es ahí donde debemos demostrar lo que somos. Sí, en el agradecimiento y el pedir las cosas por favor, en levantarnos y ayudar a lavar platos, a poner la mesa, a cocinar. Un hogar donde los integrantes se respetan unos a otros por medio de la bondad de sus corazones, va a ser siempre un lugar feliz y lleno de paz; va a ser ese lugar de donde salimos cada mañana entusiasmados por el día que se nos viene encima y a donde deseamos regresar porque es nuestro lugar seguro donde viven las personas que nos aman y a quién amamos.

Pero, si nuestro hogar está lleno de integrantes desagradecidos, infelices por las decisiones que han tomado en su vida, flojos y sin compasión ni agradecimiento hacia quienes corren todos los días para procurar un hogar feliz, entonces esta mañana saldrán de casa de mal humor, sin haberse dicho “te quiero”, sin agradecerle a quién se levantó temprano a hacer el desayuno, a preparar el refrigerio escolar, a llevarnos al trabajo; y su día va a ser como esa guerra de la que habla Jesús, una revolución en contra de la armonía que solo nos traerá destrucción al corazón, tanto para ellos que no saben agradecer como para los que viven dedicados al servicio de la familia y que no son tomados en consideración, ni siquiera para decirles gracias.

Es verdad, que no nos domine el pánico para saber decir “te amo Mamá, te amo papá”, gracias hermano, gracias hermana; que seamos libres de expresarnos con ese amor que encontramos en la oración, que aumenta nuestra fe y confianza en Dios. Que no nos de miedo acercarnos a Jesucristo, Rey y Salvador del mundo, porque Él es el camino, la verdad y la vida y siempre nos lleva a la paz de sabernos amar y perdonar.

Propósito de hoy: Que mi forma de ser, siempre cree un ambiente seguro y lleno de paz dentro de mi propio hogar.