9 DE NOVIEMBRE: ERES MI TENTACIÓN.

Juan 2, 13-22 “No conviertan en un mercado la casa de mi Padre”.

La iglesia es el centro de reunión para la fe, es A donde muchas personas acudimos para compartir la palabra de Dios y después aprovechamos que estamos todos guapos para ir a pasear o a comer fuera de casa. Nos llevamos el mensaje del Evangelio y meditamos en el, muchas veces todos como familia y nos retroalimentamos según lo que cada uno entendió; y es que la misa nos une en el mismo tema, aunque sea por un rato.

Me vienen dos preguntas:  ¿Qué es convertirla en un mercado? Y, ¿Cuál es la casa del Padre?

¿Has visitado algún mercado en tu ciudad, como el San Juan de Dios en Guadalajara, o el San Lorenzo en Florencia, o el que sigue estando dentro de la ciudad vieja de Jerusalén? Los vendedores gritan ofreciendo sus productos, los compradores regatean, van de un puesto al otro y son lugares llenos de colores, de gente y de olores muy fuertes. Un mercado está lleno de movimiento donde sobresale el incesante ruido.

En este Evangelio, Jesús destruye el edificio, recordándonos que nosotros somos la iglesia, que la casa del Padre es ¡El templo de nuestro corazón!

Seguramente Jesús, al ver ese mercado tan lleno de ruido, ha de haber pensado en las tantas distracciones que nos alejan del verdadero motivo de reunión en la iglesia; de la verdadera devoción a Dios Padre, ¿Cómo podemos escuchar la palabra de Dios si nuestra atención está en los colores y tentaciones del mercado? En misa ¿Dónde centramos nuestra atención?

El mundo en que vivimos nos inunda de tentaciones y, una tentación muy grande es el deseo de poder, sobre los demás, ser el que tiene más esto y más esto otro. ¿Qué tal si nos llenamos de la tentación de Dios? De querer ser el mejor en del servicio a los demás, en la búsqueda de la paz y el bien común, en unirnos en oración para poder vivir sin guerras ni traiciones, donde lo que predomine sea el amor y no el odio, defender al más débil, abrazar al humilde de corazón y escuchar a Jesús, que nos invita a todos aquellos que queremos reconstruir nuestro templo a seguir sus pasos.

¿Vienes?

Propósito de hoy: Quiero que Dios sea mi mayor tentación para seguir con alegría su palabra de vida eterna.