7 DE NOVIEMBRE: VOY CON TODO.

Lucas 14, 15-24 “Insísteles a todos para que vengan”.

Ésta es la actitud de aquel que está desesperado: insistir, rogar, implorar. Seguramente todos hemos sido esa persona que estando en un apuro vamos y le rogamos a los demás por su ayuda ¿Te ha sucedido? Desde la escuela, o en a enfermedad, en nuestra casa; de alguna manera todos pedimos con urgencia para que nos ayuden y Dios está acostumbrado a este tipo de peticiones “las de urgencia” y todo el tiempo está ahí, listo para atender nuestra súplica.

Imaginemos un mundo donde nadie tuviera que rogarle a nadie, donde todos acudiéramos a la primera invitación que recibimos, sin hacernos del rogar. Porque entonces, habríamos que analizar ¿quién es más arrogante? el que ruega o, el que le gusta que le rueguen; o ¿quién es más egoísta? el que quiere todo para su beneficio o, el que sabiendo que puede ayudar al otro se queda con los brazos cruzados, solo pensando en sí mismo; o, ¿a quién le duele más el orgullo? Orgullo que solo sirve para dividir, para crear estratos sociales de poder. Todos somos seres sensibles y mucho depende la formación que hemos tenido para reaccionar de una u otra manera; imaginemos que todos estos comportamientos son rechazados por Dios y que debemos modificarlos para darle valor a los sentimientos que nos engrandecen y entonces poder participar en el banquete del Reino de Dios, como nos dice Lucas en éste Evangelio.

Dios quiere que al invitarnos a su casa, a ese banquete maravilloso que nos da felicidad, nosotros aceptemos a la primera, que no tenga que ser Él, quién nos ruegue y que nuestra insolencia nos impida correr a recibirlo, a agradecerle por lo que nos ofrece, por el alimento que nos da fortaleza, por la esperanza de que mañana vamos a tener otras oportunidades diferentes que nos beneficien a todos, no, Dios quiere que aceptemos con humildad venir a su casa, donde vamos a encontrar bondad, misericordia, sanación, vamos a encontrar la verdad de su palabra de vida eterna y especialmente vamos a encontrarlo a Él, que es amor.

Dios nos invita a no tener miedo, a confiar en Él y a no ser cristianos “light”.

Propósito de hoy: Quiero aceptar tu invitación para poder y querer aprender más de ti.