29 DE OCTUBRE: TODO CON AMOR Y POR AMOR.

Mateo 22, 34-40 “¿Cuál es el mandamiento más grande de la ley?”

¡EL AMOR!

La gracia de Dios más grande es el amor y así nos dice Jesús en este Evangelio; amarás a Dios con todo tu ser y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Si toda la humanidad nos enfocáramos en el amor, todo sería diferente.

La ley del amor es la primera que aprendemos en el catecismo cuando estamos chicos, pero en el camino las personas nos enseñan a decir mentiras y a pelear en lugar de hablar las cosas para entender lo que realmente pasó. Y así vivimos todo el tiempo, pensando en el mal que nos ha hecho tal persona y aquella otra, en lugar de sentarnos a dialogar y con respeto mutuo, encontrar respuestas positivas que nos favorezcan a todos.

El amor rige nuestra vida. Por ejemplo, si alguien opina diferente de nosotros, debemos de entender que está bien, es imposible que todas las personas estén al cien por ciento de acuerdo con nosotros, entonces debemos hablar con respeto y poder solucionar conflictos, por más difícil que creamos que sean. En el respeto entra el amor y es cuando tenemos la capacidad de aceptar lo que no nos gusta, pero que es importante para todos. Aunque no lo creamos: eso es amor.

Cuando saludamos, cuando ayudamos a alguien, cuando ponemos atención a los demás, damos testimonio del amor de Dios en nuestro corazón. Pero si solo tenemos coraje, envidia, celos, resentimientos hacia otros, no tenemos paz en nuestro corazón, porque la paz se vive cuando hay amor, cuando logramos entendernos por medio del diálogo que dejar ser lo bueno que hay en nosotros será siempre la mejor respuesta ante cualquier adversidad o disgusto. Podemos ponernos en sintonía y hacer cosas buenas, la oración nos ayuda a entender y a saber perdonar, a ser personas que quieren hacer l bien y dejar huella por donde pasamos. La oración nos abre los ojos, porque es por medio de los rezos que repetimos cada vez “perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” y en ese perdón, llegamos a la paz interior que nos permite amar a los demás con sinceridad y siempre con respeto.

Propósito de hoy: Recordar que lo que hago con amor, va a dejar frutos buenos en mi camino de vida.