28 DE OCTUBRE: ESCUCHO TU VOZ.

Lucas 6, 11-19 “ Jesús se retiró y subió al monte orar”

La oración.

Creemos a veces que solo hay que hacer oración cuando tenemos un apuro, una petición, una emergencia y queremos gritarle a Dios para que nos escuche y actúe, que nos responda, que nos ayude. La oración es el diálogo continuo con Dios y así como Jesús, subió al monte solo a rezarle a Su Padre, nosotros debemos hacer lo mismo. Pedirle con el corazón que esté con nosotros, que no nos abandone y lo más importante es darle las gracias. Sí, ser hijos agradecidos es lo mejor que puede recibir un padre, porque en ese agradecimiento demostramos el gran amor que nos une porque viene de Él.

Estamos viviendo tiempos muy difíciles, donde no encontramos nuestro lugar, momentos donde el odio y el rencor se apoderan de nosotros para sacar la peor parte, el pensamiento mas atroz, los deseos de venganza que lo único que logran son guerras de poder, que dejan personas inocentes sin oportunidad de una nueva vida, sin esperanza por un mundo de paz, la violencia solo genera más violencia y el escudo que más nos protege del mal, es la oración. Esa oración que Jesús nos enseñó.

Estar en cualquier espacio y hacer oración es lo que más nos protege del mal, de verdad, debemos aprender a orar, darnos cuenta que ahí está nuestra fortaleza. Y si no sabemos orar, está bien, siempre es un buen tiempo para aprender; lo mas importante es que nosotros queramos hacerlo, a fuerza nada va a suceder porque nosotros debemos querer rezar, enamorarnos de Dios, que la oración sea la luz, esa luz que ilumine  nuestra vida y que le de sentido.

Hacer oración nos salva, nos llena de vida, nos permite ser libres al momento del dolor por que nos cobija el consuelo de sabernos amados por Dios.

Propósito de hoy: Aprender a orar.