11 DE OCTUBRE: SEÑOR; HOY, TE NECESITO.

Lucas 11, 1-4 “Señor, enséñanos a orar”

¡Qué bendecidos somos, cuando rezamos con Jesús!

Quiero pensar que sabemos que en la oración, estamos uniéndonos a Jesús y también a María, o a algún santo, y que se intensifica nuestra oración cuando juntos le rezamos a Dios Padre, como sus hijos amados.

Cuando estamos en la iglesia, el templo, la mezquita o en algún lugar sagrado devotamente haciendo oración con nuestros hermanos, deberíamos salir a la calle con la misma gracia con que oramos, sabiéndonos hermanos, hijos de Dios, llenos de amor unos por otros porque acabamos de entregarnos en la oración al pedir por los demás, por nuestra familia, por la paz y por el mundo.

Algo así como cuando nos confesamos.

El significado de la reconciliación es un sacramento muy importante y hermoso, porque le pedimos a Dios que nos sane las heridas, que nos de fortaleza para ser mejores seres humanos; le regalamos nuestros pecados con la sincera intención de no volverlos a cometer, de cambiar, de modificar nuestras acciones. Pero, si salimos de una confesión, a ofender a nuestros hermanos y a causar daño, o  pensando que los demás son nuestros enemigos ¿De qué nos sirve pedir perdón cuando afuera no sabemos controlar nuestra ira? Entonces nuestra oración es solo una pose, nuestro acercamiento a pedir perdón es un engaño para que la gente nos vea y crea que estamos arrepentidos ¿De qué nos vale, entonces, la confesión?

La oración nos trae la paz, esa paz que tanto nos hace falta.

Señor ¡enséñanos a orar! así como Tú  oraste a tu Padre en la cruz, donde le pediste por nuestros pecados, cuando te apiadaste por tu pueblo pecador para que tuviéramos la esperanza de la paz, para vivir en armonía, para que el odio no hiciera nido en nuestra mente y que ese deseo de poder y de venganza desapareciera de nuestros corazones.

Señor ¡enséñanos a orar también hoy! Para poder vivir en el mundo que tu creaste, sin envidias, en misericordia, con ese amor que sentimos estando Jesús en la cruz.

Señor, no te olvides de nosotros, que oramos con fervor para el perdón de nuestros pecados.

Propósito de hoy: Quiero aprender a orar con amor y dignidad para que reines con tu paz mi corazón.