8 DE OCTUBRE: COEXISTO SIN DOLOR.

Mateo 21, 33-43 “A mi hijo lo respetarán”

El perdón de Dios hacia su pueblo, que somos nosotros, es infinito. No importa cuántas veces nosotros le pidamos su perdón, Él nos lo dará al vernos arrepentidos y esperanzados de no volver a cometer los mismos pecados.

Mateo nos habla del dueño de una tierra que quiere recuperar su ganancia y manda a sus empleados a cobrarla y los golpean y matan; cuando éste hombre manda a su hijo cree que no le harán nada, que lo van a respetar por ser hijo del dueño, pero tiene el mismo final que los anteriores. Jesús pregunta a los sacerdotes y ancianos que si ¿qué creen que hará el dueño cuando él mismo regrese a ver sus tierras? Éstos le dicen que los matará a todos en forma de venganza y Jesús los reprime y condena porque en su reino no existe la venganza.

¿Cómo estamos nosotros con nuestras emociones? ¿Sabemos respetar a los demás? ¿A nuestros padres, a nuestros abuelos, a nuestros hijos, a todo aquel con quien nos relacionamos? ¿O vamos por la vida esparciendo odio y rencor, viviendo en un presente lleno de ira por lo que sucedió en el pasado? ¿O vamos por la vida con la esperanza de un mundo en paz, sin guerra, donde podamos coexistir aun con nuestras diferencias religiosas e ideológicas?

Nos hacemos tanto daño cuando no sabemos perdonar, cuando traemos historias de nuestros ancestros en una lucha inútil por “tener más”, por “ganar poder”, por “controlar la tierra”, por “ser superiores”; cuando nuestro corazón solo se enriquece en las obras de caridad que tenemos hacia los demás. Vivimos tiempos difíciles porque olvidamos respetar lo que no es nuestro, lo que no nos corresponde tener; porque no sabemos cómo aceptar la forma de pensar y creer de los demás y consideramos que la nuestra es la única verdad y nos cegamos ante la realidad de que todos sufrimos cuando la violencia se adueña de nosotros y alteramos la paz.

El respeto es la clave en el encuentros social y es la manera en que podemos coexistir en este mundo, aprendiendo a valorar lo que cada uno puede otorgar al otro. Vamos siendo respetuosos para evitar las guerras que solo traen dolor y miseria a nuestro corazón.

Propósito de hoy: Dejar de arrastrar las cosas del pasado y vivir en oración, para poder pedir perdón y perdonar.