30 DE SEPTIEMBRE: QUE LA TRAICIÓN NO VENGA DE MÍ.

Lucas 9, 43-45 “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”

La traición, el miedo, la tentación de destrucción a lo que nos causa una molestia, o envidia, o a lo que nos parece más brillante que nuestro pensamiento y conocimiento. Eso le sucedió a Jesús, el Hijo del hombre. Su bondad y sabiduría era algo que los sacerdotes y el pueblo no entendían y en esa falta de entendimiento el maligno solo les indicó que destruir a Jesús era lo mejor que podían hacer para su propio bien.

Es una historia desgarradora la de Jesús, a la vez que es una hermosa historia de amor; de un hombre que vino a morir por ti y por mí, para que se nos perdonara esa traición que lo llevó a la cruz. Y en esa cruz antes de morir le pidió a Dios que nos perdonara: “Perdónalos que no saben lo que hacen”

Nosotros ¿estamos dispuestos a perdonar? O vamos a vivir culpando a otros que han sabido desarrollar mejor sus dones que nosotros y por consiguiente nos hacen sentir inferiores. Eso le sucedió a Jesus. Su paso por la vida fue siempre para demostrarnos el amor del Padre; Él curaba a los enfermos y sanaba las almas con su palabra de vida eterna, llena de esperanza y caridad; Él escuchaba a los demás y tenía dominio del mal, sacaba demonios, curaba leprosos cuando la lepra te hacía una persona indeseable y te alejaba de la comunidad. Habría que preguntarnos ¿cuál es la lepra actual? ¿Jesús nos puede seguir sanando? Estoy segura que sí, solo debemos tener fe y voltear a ver la Cruz de Jesús para pedir perdón.

¿Te has sentido traicionado alguna vez? Imaginemos a Jesús traicionado por su hermano amado en quién confió y negado por otro que quizo mantener su “reputación” y salvar su vida, en lugar de acompañar a Jesús en su dolor. Así se siente la traición, sin embargo Jesús los perdonó, ahí, en la cruz y nos demostró que la humildad y el amor deben ser siempre más importantes que cualquier demonio, o tentación, o traición.

Seamos como Jesús en el perdón y la misericordia para sabernos testimonio de su dolor y sufrimiento consolador.

Propósito de hoy: No ser yo, el que traiciona a Jesús; respetar y amar siempre a las personas que han depositado su confianza en mi.