12 DE SEPTIEMBRE: AYÚDAME A NO ABANDONARTE EN LA CRUZ.

Lucas 6, 12-19 “Se pasó la noche en oración con Dios”

El Evangelio de Lucas nos recuerda cuando Jesucristo, el Hijo de Dios pasó la noche en oración con su Padre y me hace recordar la noche que pasé en oracion con Dios en La Iglesia del Santo Sepulcro en la Vieja Ciudad de Jerusalén con Jesús el Hijo de Dios, mi hermano, mi amigo, mi redentor, quién me escucha cuando me acerco con un corazón humilde a implorar su perdón y a pedirle que me llene de su gracia para aumentar mi fe. Una noche única donde estábamos juntos orando ante el altar donde fue sepultado, con el corazón en la mano, frágil, buscándolo como lo hizo María Magdalena, y entendiendo su dolor, que es mi dolor al ver ese sepulcro vacío.

Jesucristo, que es Dios hecho hombre, también oraba y oraba siempre, durante días y noches para que Dios Padre lo guiara en el camino tan difícil que le tocó vivir, pidiéndole, de seguro, que lo llenara de su fortaleza para enfrentar la vida que le correspondía, esa de morir por los demás.

Ahí en la cruz, le dijo a su Padre “perdónalos que no saben lo que hacen”, porque también oraba por nosotros, por nuestra salvación, y pedía para que Dios Padre nos perdonara.

Cuando actuamos en contra de nosotros mismos y nos hacemos daño al consumir drogas o adentrándonos en vicios que no nos ayudan a crecer ni a desarrollar nuestros dones y talentos, no sabemos lo que hacemos. No solo nos vamos matando lentamente sino que también matamos a quienes nos rodean, y no alcanzamos a comprender que Jesús murió por nosotros para que nosotros pudiéramos ser felices y no permitir que las tentaciones cayeran sobre nuestra debilidad.

Orar nos lleva al lugar de la cruz, nos acerca al dolor de Jesús, nos permite que conozcamos nuestra humanidad y a reconocer que no podemos llevar la vida solos; que es necesario que nos agarremos del amor de Dios

¡Sí! El amor de Dios es el más grande que existe y es el que nos permite amarnos a nosotros mismos y es en ese amor que descubrimos lo que la oración hace en nuestro corazón, nos sana, nos perdona, nos reconcilia con nosotros mismos y con los demás.

Propósito de hoy: Pasar más tiempo en oración, asistir más a misa y rezar el Rosario para no abandonar a Jesús en la cruz.