2 DE SEPTIEMBRE: PARA TU GLORIA.

Mateo 25, 14-30 “Tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo la tierra”

Que interesante la manera en que pensamos los seres humanos. Cuántas veces por miedo dejamos de hacer algo que puede ser bueno y maravilloso. Cuando alguien tiene temor para hacer algo, siempre me acuerdo de las caricaturas de Snoopy, cuando Charly Brown le pide que vaya a hablar con la niña bonita porque a él le da mucha pena y miedo que la niña lo rechace y termina la niña enamorándose del perrito y el pobre del Charly Brown se queda solo. Nosotros también ponemos a alguien mas valiente que nosotros a que haga lo que nos da miedo, lo que nos da pena o nos asusta por si sale mal, no somos nosotros los que fallamos. Pero ¿Y qué si sale bien? Nos arriesgamos a perderlo todo, a que los demás dejen de confiar en nosotros y a quedarnos solos.

Referirse a los talentos escondidos bajo la tierra, es referirse a los dones que hemos recibido de Dios y que no reconocemos, por consiguiente no los sabemos utilizar y mejor los escondemos, para no parecer raros. Por ejemplo, si te gusta cantar y lo haces bien ¡No te escondas! Cantar es un don precioso, y con disciplina puedes alegrar la vida de los demás con tu música; si eres muy bueno con los números y sabes hacer cuentas correctamente, pues no lo ocultes, tal vez a alguien muy cercano a ti, te necesita; si te gusta leer y lo haces con claridad, adelante, acércate a tu iglesia y pide que te den la oportunidad de hacer una lectura y puede que te quedes durante mucho tiempo porque siempre necesitamos buenos lectores durante las misas.

Los talentos que tenemos cada uno, son dones que nos regala Dios, vienen en nuestro ADN, son parte de nosotros y los debemos de usar, de multiplicar, de aprovecharlos para ayudar a los demás, para que enseñemos lo que sabemos a otros; compartir lo que somos brinda un testimonio de la creación de Dios, estamos viendo su obra en nosotros y Él quiere que no la guardemos, mucho menos que la ignoremos o la enterremos.

Aprendamos a servir a los demás con alegría por medio de estos dones para la gloria de Dios.

Propósito de hoy: Voy a estar orgulloso de los dones que he recibido de Dios para compartirlos con los demás.