20 DE AGOSTO: CUANDO CREO EN TI, ESTOY EN PAZ.

Mateo 15, 21-28 “¡Qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”

La fe. ¿Cómo la encuentro, en dónde, qué debo hacer para tener más fe?

La fe es una gracia que nos regala Dios, no la heredamos de nadie, lo que  podemos hacer es aprender de los demás a procurar la fe, pero es algo personal, es confianza sin reservas, algo íntimo entre cada uno y Dios que nos lleva a la salvación, es un don que hay que pedir.

Es por medio de la fe que aprendemos más a amar a Dios y en ese amor a seguir sus mandamientos, porque es nuestra declaración en voz alta ante los demás de que compartimos una relación con Él.

La manera más intensa de esta declaración de fe, la decimos todos los cristianos durante la celebración de la misa cuando recitamos El Credo. “Creo en Dios, Padre todo poderoso/creo en el perdón de los pecados/creo en la vida eterna” ¡Que mejor manera de proclamar nuestra fe! Y lo decimos cada domingo en misa.

El credo es una invitación a ser mejores personas, a recordar los principios de nuestra existencia, a reconocernos hijos de Dios. La fe nos llena de paz y gozo y nos invita siempre a compartir la presencia de Jesucristo con los demás. La fe nos hace ser testimonio de Dios por medio de nuestras acciones y al compartirlo con las personas que nos rodean y aquellos a quienes amamos.

La fe es testimonio de verdad. Es por medio de la oración que me lleno de ella, es en el rezo del Padre Nuestro, del Ave María, del Rosario, de la Liturgia de las Horas. La fe nos hace fuertes porque nuestra confianza está puesta en el Señor, nuestro Dios.

La fe, mueve los corazones.

Propósito de hoy: Padre, aumenta mi fe para creer en ti y alcanzar la felicidad de tu mano.