Mateo 18, 15-20 “Si te escucha”
Cuántas veces escuchamos sin atención lo que nos dicen los demás y cuántas veces contestamos algo así como “sí, sí claro” y no tenemos ni idea a qué contestamos que sí. Los seres humanos sufrimos mucho la soledad del alma y solo necesitamos de alguien que nos quiera escuchar. A veces ni siquiera esperamos un consejo, no, solo deseamos la compañía de una persona dispuesta a escuchar ¿Te ha sucedido esto? Tal vez tú eres quién ha necesitado de un amigo.
Y los amigos también deben de estar ahí para recordarnos por dónde es el camino cuando nos vamos perdiendo, cuando las tentaciones nos llaman, nos jalan y no nos dejan vivir en paz. Porque eso es lo que hace el maligno, nos enamora de tal manera que hacemos de lado nuestros valores, la moral y caemos en la mentira que poco a poco va creciendo hasta hacerse insoportable, pero difícil de salir de ahí. Nos dice la palabra de hoy que seamos buenos amigos, que intentemos con discreción ayudar a quienes amamos y si no funciona, que busquemos a otros más que quieran también ayudarnos y si no quieren escucharnos, tal vez valga la pena alejarnos porque curiosamente, el que anda en malos pasos tiende a contagiar a quienes quieren ayudarlo.
Jesús es nuestro mejor amigo, en cualquier situación y en las malas, solo ocupamos oír su voz. Pero, ¿cómo es eso? mucha gente se pregunta.
Escuchar la voz de Dios es por medio de otras personas cuando se acercan a nosotros para ayudarnos porque nos aman; escuchar la voz de Dios es por medio de su palabra de vida eterna ¡Hay que abrir la Biblia! Leerla, meditarla, amarla porque en ella vamos a encontrar refugio para nuestro corazón, en ella hay respuestas, hay compasión, hay la fortaleza que necesitamos para dejar lo que no es bueno en nuestra vida, para aprender a no hacerle daño a los demás y para sentirnos amados.
Jesucristo Padre, hermano y amigo…jamás nos abandona. A veces somos nosotros quienes lo olvidamos.
Propósito de hoy: Acercarme al amigo y aprender a escuchar.