10 DE AGOSTO: ERES MI DECISIÓN.

Juan 12, 24-26 “El que quiera seguirme que me siga.”

Alguna vez te has puesto a pensar que, ¿seguir a Dios es una acción personal, totalmente libre? Cierto es que tal vez cuando eras pequeño, no era una decisión personal, tus padres o abuelos puede que te llevaron al catecismo por que pensaron que era por tu bien, para que conocieras maneras de hacer las cosas correctamente y de crecer con valores morales que moldearon tu vida hasta determinada edad. Luego ya que fuiste adolescente y luego adulto, tu tomaste la decisión de seguir haciendo las cosas bien, que te ayudan a crecer en el amor, o decidiste juntarte con una pandilla, o hacer drogas, o robar y cosas por el estilo. Tu mismo has decidido seguir o abandonar a Jesucristo, nuestro Padre y Amigo, que solo quiere nuestro bien. Eres tú el responsable de tus acciones, buenas o no tan buenas.

Es muy fácil caer en las trampas del destino y vivir como víctimas siempre culpando a alguien más por lo que te sucede. Por ejemplo, “es que mi papá…es que mis amigos…es que mi pareja….es que y más es que” y así te llevas la vida de fracaso en fracaso porque no sabes tomar buenas decisiones y porque jamás te haces responsable de ti mismo, siempre esperas a que te resuelvan la vida y te den todo en la mano, sin mayor esfuerzo.

Y ¿sabes cuál es el problema? No es que tus padres te quisieron imponer a Dios, ni es que te falta inteligencia, no, lo único que te falta es precisamente Dios.

Cuando vivimos una vida sin sentido es porque eso que nos falta se llama amor y el amor es la emoción y el sentimiento que representa a Dios dentro de cada ser humano. Porque ese amor es el que te hace respetarte a ti mismo, para empezar, es el que te hace detenerte ante las tentaciones del mal, ante hacerte daño drogándote o maltratando a quienes culpas porque las cosas van mal. Es por amor que tenemos esperanza de una mejor convivencia con los demás, perdonándonos y aceptándonos como somos hasta el día en que vamos a poder llamarnos hermanos.

Sin Dios, no hay amor.

Propósito de hoy: Llevar el deseo de seguir a Dios por medio de nuestras acciones y del amor que recibimos de Él.