9 DE AGOSTO: TE AYUDO POR AMOR.

Mateo 15, 21-28 “Ten compasión de mí”

Compasión, caridad y amor van de la mano; cuando tienes una tienes las otras dos y ¿Sabes cuál es la más importante? El amor.

Es por medio del amor a nuestros Señor, que crecemos en la fe, Él nos regala su gracia para que confiemos en su palabra d vida eterna y a la vez para ser compasivos y misericordiosos con los demás. La caridad viene del amor y no es dar algo por lástima. ¡No! Quién da algo por lástima no lo hace por amor, ni mucho menos por compasión porque seguro está dando algo que le sobra y así no nos ha enseñado Dios.

La empatía que sentimos ante el dolor de los demás es la que enciende nuestra compasión y podemos entonces entender por lo que la otra persona está pasando en ese momento y queremos ayudarle por caridad, por amor, porque podemos identificarnos con el que sufre. La fe de ésta mujer fue el regalo de ella hacia Dios, para que Él le quitara su dolor de ver a su hija poseída por un demonio y entonces Él actuó como un Padre compasivo y amoroso al sanar a su hija.

Es momento de cuestionarnos como es nuestra fe, qué tanto estamos dispuestos a dejar atrás para amar a Dios por sobre todas las cosas y permitirle entrar en nuestra vida; cuánto es nuestro deseo de conocer al Dios compasivo, misericordioso, justo, verdadero y desbordado de amor por nosotros. Es bueno que así como sabemos pedir, también sepamos dar y darnos por medio a la renuncia de lo que nos hace daño, a los vicios y las tentaciones que solo nos alejan de lo que Dios quiere para cada uno de nosotros.

Debemos tener fe y en la oración pedirle a Dios que nos haga más fuerte con su palabra, que nos ayude a servir a los demás con amor y caridad, jamás porque nos dan lástima; pedirle que tengamos un corazón amoroso como el de Él para llevar siempre el testimonio de su amor a los demás.

Propósito de hoy: Aprender que ayudar a alguien por amor no es lo mismo que por lástima.