3 DE AGOSTO: YO SOY QUIÉN SE FUE DE TU LADO.

Mateo 13, 47-53 “Jesús se marchó de ahí”.

Este pensamiento nos pone tristes, como cuando vemos a alguien alejarse de nosotros. ¿Qué sensación nos causa ver a nuestro amigo marcharse de donde estamos? Nos gustaría alargar los minutos para que ese momento no sucediera y hasta trataríamos de inventar cualquier cosa para hacerlo que se quede ahí, junto a nosotros. Y si nuestro amigo es Jesús ¿Haríamos lo mismo?

La vida a la que nos invita Jesucristo es una vida que nos deja enseñanzas positivas cuando aprendemos a discernir entre el bien y el mal. Y tal vez es muy extenso el tema del bien y el mal principalmente cuando todos tenemos diferentes visiones de lo que sucede a nuestro alrededor. En ningún momento significa que tu estás mal, o que yo estoy mal tampoco; Dios no hace distinción en cómo vemos las cosas ni en cómo somos todos tan diferentes. Él solo se nos pide de que sigamos los mandamientos que nos ha dado enfocándonos en el nuevo mandamiento que recibimos a través de su Hijo Jesucristo. Amarnos unos a otros, como nos ama Él.

Y aún si parece imposible, hay tantas maneras de seguir este mandamiento para demostrarnos unos a los otros la importancia que existe en nuestras vidas la presencia de cada uno. Todo empieza en casa, con el respeto, el servicio, el perdón, la reconciliación.

Ser una persona de bien es resistir ante las tentaciones de la violencia, de la mentira, del andar por ahí haciéndonos daño con las drogas o el alcohol, viviendo una vida sin límites ni escrúpulos, solo pensando en nuestro beneficio y es ahí cuando Jesús parece que se aleja, sin embargo, somos nosotros los que nos alejamos de Él y es Él quien llora porque nos fuimos de su presencia.

Seguir el camino del sembrador que da buen fruto, del hijo pródigo que se arrepiente, de María Magdalena quién pide perdón, es un camino que todos queremos seguir pero nos cuesta mucho trabajo, porque requiere vivir con honradez, honestidad, compasión y caridad y requiere por sobre todas las cosas, ser un testimonio de amor nuestro hacia la palabra de Dios.

Propósito de hoy: Tomar la decisión de seguir el camino que Dios quiere para mi, para mi felicidad y para que los demás sepan lo mucho que son para mi.