26 DE JULIO: LA SEMILLA DEL AMOR.

Mateo 13, 1-9 “Cayeron en tierra buena y dieron fruto”

Caer en tierra buena, en caminos pedregosos, a lo largo del camino, o entre espinos; algunas semillas no dieron fruto porque se secaron al salir el sol, otras jamás crecieron y hubo  también, las que crecieron fuertes y dieron fruto bueno. Así es nuestra vida.

Qué más desearía el mundo, que después del proceso de caerse y levantarse del ser humano, corrigiéramos nuestros valores hacia un camino lleno de frutos de amor. Todos somos propicios a caer en el mal, en las tentaciones que nos lastiman y en los sentimientos de odio, de venganza y de traición; pero así como existe el mal, existe el bien y también tenemos la opción del camino recto, con sacrificios y dolor, pero siguiendo la verdadera Palabra de Dios, la que sana y perdona.

“El que tenga oídos, que oiga” nos dice Jesucristo, quién vino al mundo a sanar las heridas que nosotros mismos nos hacemos. ¿Has pensado alguna vez que tus conductas son las que te llevan al mal?No es tu vecino quién te incita a hacer algo que sabes es incorrecto, no; eres tú mismo quién decide aceptar o rechazar cualquier invitación. Eso de que siempre queramos culpar a alguien mas, del resultado de nuestra vida, ya es historia vieja, es seguir viviendo en la incapacidad de hacernos responsables y de creer que así es como funcionan las cosas.

Vamos siendo selectivos en la semilla que sembramos, procurando que cuando esa semilla crezca la podamos abrazar con orgullo y decir que seguimos el camino que Dios ha trazado para cada uno de nosotros donde la bondad, la misericordia, la compasión, el servicio y el amor sean los frutos a recoger en nuestro huerto.

Propósito de hoy: Voy a ser mas cuidadoso en la semilla que decido sembrar.