7 DE JULIO: PADRE, NO SE LO QUE HAGO.

Mateo 9, 9-13 “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores.”

Una vez alguien por ahí dijo que los templos estaban llenos de gente pecadora, bueno, pues si, es cierto y el que no esté de acuerdo “que arroje la primera piedra” dijo Jesús ¿verdad?.

Esta aclaración la dice Jesucristo cuando los hombres que lo creían saber todo se cuestionaban porque Jesús estaba con Mateo, un recaudador de rentas de los romanos siendo él judío, que era visto como un traidor. Todos tenemos un pasado y seguro algo del mismo que queremos olvidar, o pretender que no existió, o sabemos que ofendimos a Dios y nos consideramos pecadores y Dios, con la presencia de su Hijo, nos quiere decir que todo lo que hayamos hecho en el pasado que es incorrecto y de lo cual nos arrepentimos, tenemos la oportunidad de rectificar. Él ha venido a perdonarnos, siempre y cuando estemos arrepentidos y reconozcamos que hemos pecado.

¿Quiénes son los justos? ¿Acaso el más rico, o el que tiene un mejor trabajo, o el que siempre saca excelentes calificaciones en la escuela? O ¿El que trabaja tanto, o el que sufre más, o el que dispone su vida al servicio de los demás? Es difícil ¿verdad? Porque nosotros no somos quien determinamos quien es justo y quien no, a nosotros no nos toca juzgar a nadie; pero si podemos reconocernos pecadores.

Jesús murió en la cruz por nuestros pecados y pidió perdón por nosotros también en esa cruz; le dijo a Dios Padre: “perdónalos que no saben lo que hacen”. Y es lo que nos quiere decir, que al arrepentirnos somos perdonados y que podemos empezar de nuevo cada día; en cada confesión; cada vez que nos reconciliamos con los demás y cada vez que perdonamos.

Propósito de hoy: Reconocerme pecador y aprender a pedir perdón a Dios y a los demás.