Mateo 8, 28-34 “¿Qué quieres de nosotros Hijo de Dios?
El Hijo de Dios que es verdad y vida eterna. El Hijo de Dios que es amor y compasión. Te has preguntado ¿qué quiere el Hijo de Dios de ti? Es una pregunta constante que le hago a las personas y nadie tiene una respuesta precisa. Hay quien me dice que Dios no quiere nada, o que quiere que el triunfe, o que tenga una familia, o que sea fiel a su pareja, o tantas cosas y es una buena pregunta que podemos hacernos siempre.
¡Dios quiere que seamos felices!
Así como los endemoniados de ésta historia, Dios quiere que saquemos de nuestro sistema el mal que hemos ido acumulando poco a poco. Me refiero al mal de la codicia, del odio, de la venganza; al mal del abuso con que tratamos a los demás o a nosotros mismos a través delos vicios y el rencor y las acciones que nos llevan a una vida de destrucción, de dolor. Una de las razones del porque el mundo está como está, somos nosotros. ¡Si! tu y yo y todos los que queremos lo que no tenemos, los que robamos lo que no es nuestro, los que hacemos uso de nuestra inteligencia para el bien propio sin importarnos que lastimamos a otros, que les robamos la paz, la autoestima. Nosotros que nunca estamos conformes ni satisfechos, que siempre queremos más, en lugar de darnos cuenta de que lo que somos y tenemos es ya en sí, una gran bendición.
Todo lo que nos pide Jesús es que vivamos procurando la paz entre unos y otros, que aprendamos a pedir perdón, que nos perdonemos, que consideremos la reconciliación como un vínculo indispensable para el bienestar común.
El Hijo de Dios quiere que nos sintamos amados por Él, protegidos y bendecidos para alcanzar en esta vida la felicidad que nos va a llevar a una mejor convivencia con aquellos que nos rodean.
Propósito de hoy: Reconocer que soy pecador y aprender a pedir perdón para alcanzar la felicidad en mi corazón.