11 DE JUNIO: VIVIES EN MÍ Y YO EN TÍ.

Juan 6, 51-58 “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan vivirá para siempre.”

“Yo soy el pan de vida” nos dice Jesucristo, el alimento de vida eterna, y el que lo coma vivirá para siempre. Tan vez necesitemos una clase de teología para profundizar en este Evangelio de Juan, pero vamos viendo una reflexión de alguien tan sencillo como tú, que entiende las cosas con el corazón y que es así como se llena del Espíritu Santo para llegar hasta el tuyo.

Con estas palabras Jesús nos hace ver que al comer éste pan y recibirlo a Él como alimento estamos permitiéndole ser parte de nosotros y a su vez, Él nos permite ser parte de Él. Nos convertimos en uno solo, somos su sangre, su espíritu, nos creó Dios Padre igual que a Él, con la misma capacidad de amor, de perdón, de servicio a los demás y con un corazón puro. Por medio de la Eucaristía Jesús habita en nuestro corazón, igual que hacemos nosotros en su corazón. Somos capaces de bondad y sacrificio, de verdad y justicia, de discernimiento y libertad, como Él.

Jesus, como nuestro alimento, nos hace crecer en la vida espiritual, donde Él se identifica con nosotros y quiere que vivamos siendo testimonio de su sacrificio, de su palabra y que lo imitemos principalmente en el perdón, en el servicio y en el amor.

Jesús al convertirse en pan y vino en la última cena con sus amigos y apóstoles, nos grita cuánto nos ama y de qué manera quiere ser parte de nosotros, para que al comulgar su cuerpo y su sangre, corra por nuestras venas la esencia del sacrificio de amor que tuvo para todos nosotros.

Propósito de hoy: Confiar en que Jesús vive en nosotros y ser testimonio de su amor.