2 DE MAYO: QUIERO VIVIR EN TU VERDAD.

Juan 10, 22-30 “Dínoslo claramente” 

Este Evangelio de Juan, nos habla de cuando Jesús está con algunas personas y le preguntan con insistencia que quién es; diciéndole “dínoslo claramente” y me recuerda tanto a la imagen del ser humano actual. ¿Sabes que tu mente está más preparada a oír una mentira que a escuchar la verdad? Igual que hace dos mil años le sucedía a Jesús, cuántas veces dijo quién era y terminó en una injusta muerte de cruz, porque se negaron a reconocerlo y le temían a su palabra de vida eterna. 

Muchas personas cuando te hacen una pregunta prefieren y están esperando a que les digas una mentira “piadosa”, a que les digas una verdad, porque tienen miedo a enfrentar una verdad que puede lastimarlos o que pude ser la extensión de una propuesta mejor de lo que esperan. Las personas tenemos miedo a lo que no conocemos y a veces, aun teniendo las cosas claras y de frente, seguimos sin querer aceptar por miedosos. ¿Estarías un poco de acuerdo conmigo?  

Desde que estamos en la escuela, la verdad de saber si pasamos el examen o no; cuando estamos en familia, preguntarle a papá si nos quiere igual que a nuestros hermanos; la pregunta más difícil de hacer a tu pareja ¿me quieres todavía? Y esperas que te respondan con un sí, pero por si las dudas mejor no lo preguntas.  

Creer en Jesucristo es un acto de fe que nos viene de la gracia de Dios y esa gracia la obtenemos cuando queremos conocer la verdad, cuando deseamos ardientemente aprender de su palabra, cuando aprendemos a orar. En nuestra vida diaria, pedirle a Jesús que nos abra la puerta de su corazón para llegar al Padre, es ser parte de su rebaño, al que cuida y protege, al que ama, sana y cura y nos llama por nuestro nombre siempre y así nos lleva a la plenitud de su amor. 

Propósito de hoy: Ser testimonio de fe y confianza en que Jesús es el Hijo de Dios.