24 DE ABRIL: QUIERO ENCONTRAR LA AUTÉNTICA FELICIDAD.

Juan 6. 22-29 ¿Qué debemos hacer para actuar como Dios quiere? 

Nos dice la carta de Isaías lo que quiere Dios de nosotros, no quiere un culto hipócrita como orar e ir a misa cuando estás peleado con tu hermano, o cuando evitas cualquier reconciliación. Quiere que la gente deje de hacer el mal, y que aprendamos a hacer el bien, que busquemos el derecho y la justicia, que protejamos al oprimido, que socorramos al huérfano y que defendamos a la viuda, y al más débil. Quiere que obedezcamos sus mandamientos y hagamos el bien a los demás porque el que se resista y continúe con actitudes rebeldes muestran ir en contra de la voluntad de Dios. 

Dios quiere que lo acompañemos por medio de su palabra de vida eterna, que nunca olvidemos agradecer las bendiciones de cada día, que busquemos siempre esa alianza de amor que él nos ofrece y que sepamos compartirla; que imitemos al buen pastor cuidando de aquellos que nos necesitan, tal vez nuestros padres, o hijos, que hagamos un compromiso de entrega, de gratitud, de confianza y de comunión que nos lleve hacia una vida plena. 

En este mundo en que vivimos, nos perdemos un poco y dejamos nuestro ministerio como un segundo plano hasta que nos damos cuenta de que es en la oración que nos acercamos más a Dios, que es cuando ante toda adversidad podemos ser testimonios de fe y de caridad. 

Dichosos los que entendemos que la auténtica felicidad está en la misericordia de Dios y en el perdón, en construir un ambiente pacífico ahí donde estamos, en los que buscamos tener un corazón limpio haciendo la voluntad del Padre, en no ocultarnos cuando alguien nos pregunta si creemos en Dios, que nuestra fe crezca y se fortifique en la Eucaristía.  

Debemos de actuar en la verdad y la honestidad, en no hacer trampas, en no envidiar a nuestro amigo y principalmente en compartir el amor de Jesucristo en la cruz, cuando nos perdonó porque no sabíamos lo que ha hacíamos. 

Propósito de hoy: Meditemos un poco en nuestro actuar y rectificar para hacer lo que Dios quiere de nosotros.