23 DE ABRIL: VIVE EN MI CORAZÓN.

Lucas 24, 13-35 “Quédate con nosotros” 

Esta es una frase que deberíamos utilizar muy a menudo ¡Quédate con nosotros! Pedirle a Dios que se quede con nosotros y que no nos deje solos, aun siendo conscientes de que quién deja solo a Dios, somos nosotros.  

Cuando nos visitan nuestros amigos o familiares y no queremos que se vayan, queremos seguir compartiendo juntos el cariño que tenemos, les decimos siempre ¡Quédate con nosotros! Así es Dios, eso nos dice siempre y cada vez que le abrimos las puertas de nuestro corazón, como que Él se queda ahí para llenarnos de su infinito amor.  

Cada vez que estamos dispuestos al amor verdadero, podemos dejar atrás los vicios que nos dominan, podemos pensar en tener la libertad que nos da el amor de Dios, porque es una libertad fundada en la verdad de su palabra. Si caímos en el mal, en las drogas, o la depresión, en el alcoholismo o algo que nos hace daño, tenemos que pedirle a Jesucristo en la oración, que nos ayude a sanar. Dios solo quiere que nosotros alcancemos a comprender que, es por medio de su amor, que podemos perdonarlo todo; sí, aun lo más difícil que creamos que nos ha sucedido, en su amor lo podemos perdonar y así poder empezar a sanar para que los vicios queden fuera de nuestra vida y perdonarnos a nosotros mismos. 

A veces hay vergüenza, desolación, mucho dolor y la creencia antigua de que el sinónimo de Dios es el castigo y no, el sinónimo de Dios es el perdón de la mano del amor; son dos gracias inseparables porque donde hay perdón hay amor y donde hay amor hay perdón, y aunque parezca que es algo inalcanzable, nunca estamos tarde para dejar entrar a Dios a nuestra vida y decirle: ¡Quédate con nosotros! 

Propósito de hoy: Acompañar a alguien de nuestra casa que se siente solo y quedarnos ahí un rato.