13 DE ABRIL: TENGO EMPATÍA Y TE RESPETO.

Lucas 24, 35-48 “La paz esté con ustedes” 

¡Qué alegría sentimos al escuchar estas palabras! ¿Te da alegría a ti, como a mí?  

Cuando llegas a la casa de alguien y te recibe de esta manera, o cuando vas a misa y el sacerdote se acerca con las mismas palabras y cuando todos en la santa misa nos decimos unos a otros “La paz esté contigo”, ¿No es acaso maravilloso? Es una frase de esperanza, de amor y de fe para creer que lo que sigue, va a ser mejor.  

Hablamos de paz, en un mundo tan competitivo, donde a veces el valor de la confianza y el compañerismo pierde importancia para muchos y quisiéramos pensar que con nuestro granito de arena vamos a hacer una diferencia para quienes nos rodean, para el mundo en que vivimos y para las futuras generaciones.  

Una de las formas de ser persona de paz, es siendo firmes en lo que pensamos y decimos en la verdad del amor de Dios. Es a través de su amor que podemos acercarnos a los demás y entender que aún si somos diferentes, podemos convivir de manera pacífica. Cuando tu esposo o tu padre, o tu hermano no está de acuerdo con tus pensamientos, o tu ideología, no tienen que pelear; no tienen tampoco razón para odiarse o vengarse. No estar de acuerdo solo quiere decir que nuestra formación ha sido diferente y tal vez tengamos valores diversos, pero la verdad de Dios va a ser siempre la misma. Está bien estar de acuerdo en “no estar de acuerdo”, así me decían a mí. ¡Y es cierto! Tú piensas así y yo así y podemos vivir en paz respetando nuestra opinión. Recordando que la verdad absoluta no existe, que todos vemos las cosas de acuerdo a nuestra cultura, o educación, o valores y no porque no pensamos igual vamos a ser enemigos, ni a insultarnos por no ser iguales. Podemos aprender, fortalecernos y crecer juntos para llegar a un punto donde encontremos la paz, y esa paz nos lleve a la felicidad en el amor. 

Propósito de hoy: Respetar la forma de pensar de las personas con quien vivo.