11 DE ABRIL: TE HABLO PORQUE TE CONOZCO.

Juan 20, 11-18 “¡María!” 

¡Eva! ¡Paco, Luis, Gabie! ¡Xavier, Cristóbal, Rocío! ¡Dulce, Magdalena, Adriana! ¡Dios te llama por tu nombre! ¡Dios te conoce y quiere que recuerdes que te ama!  

Que hermosa sensación cuando sabemos que hay alguien que nos conoce por quien somos, no por lo que tenemos materialmente, sino por lo que tenemos humanamente y por lo que hemos vivido y vencido con esa fortaleza que ha puesto en cada uno de nosotros, con su gracia y con su infinita misericordia. 

En esta forma tan directa que Jesús llama a María Magdalena reconocemos al amor. Y es así como también nos conoce Él a nosotros, de manera personal; conoce nuestros sufrimientos y dificultades, sabe de nuestras angustias y dolores del alma y nos envía con este saludo, una fuente de amor, para que podamos abrir nuestro corazón y entender la esperanza que trae en su resurrección. Nos invita constantemente a que lo dejemos ser parte de nuestra vida y a que le pidamos que nos llene de gracias, tal vez la más importante es la fe. Porque al tener fe tenemos confianza y podemos entender que lo que hay en el camino, como el odio, la venganza, el resentimiento, el rencor y tal vez, la falta de amor, son esas piedras enormes que hay que saltar, rodear, o quitar, para que no nos impidan seguir hacia enfrente. 

Y ¿Cuáles son esos caminos? Son los que están puestos para nosotros, para que alcancemos la felicidad del alma, para que busquemos la paz entre unos y otros; son los del amor, de la verdad que siempre nos hace libres, son los de la humildad y el servicio a los demás, son los de la misericordia y la compasión, son los caminos del trabajo honesto y la rectitud en nuestras acciones. Son los del procurar el bien común y estar siempre dispuestos a ser una voz reconciliadora, amable, gentil; y que en nuestro corazón haya espacio para poder también hablarle a Jesús con confianza, como un amigo entrañable al que no queremos volver a perder jamás. 

Propósito de hoy: Que mi trato hacia los demás sea siempre amable.