10 DE ABRIL: TE BUSCO PARA NO TENER MIEDO.

Mateo 28, 8-15 “No tengan miedo” 

Recordando la primera impresión que sintió la Magdalena de miedo, al no encontrar el cuerpo de su maestro el Domingo de Resurrección, les aparece diciendo: “no tengan miedo”. Es como el perder a un gran amigo, que creemos que jamás volveremos a ver y de repente está ahí, otra vez, en nuestro camino, nos alegramos y ellas también se llenan de gozo porque su Señor está de nuevo con ellas. Seguro te ha pasado algo similar con una amiga, o algún primo, o alguien que pasó por tu vida y te dejó muchas enseñanzas que atesoras y de repente se encuentran y te llenas de una gran alegría y te sientes bien.  

Es así lo que nos sucede también con Jesús. ¿Cuántas personas lo hemos conocido, en algún encuentro, en la Confirmación, en la Eucaristía? y aprendemos de Él los valores morales que nos encaminan hacia la verdad y a vivir en paz con los demás; pero luego, el mundo en que vivimos nos hace cambiar, se empiezan a tener otros valores a los que se les da más importancia y Dios queda de lado. ¡Qué fuerte!  

Nada somos sin Jesús.  

Pero llega un momento en que podemos darnos cuenta de que ese abandono nos duele más a nosotros que a Él y buscamos un reencuentro. Jesús es la esperanza de la vida eterna, es la verdad de la Palabra de Dios, es amor antes que nada y después de todo. En Jesús está nuestra alegría, nuestra fortaleza para salir adelante al día-día de nuestra vida. Él es paz, verdad, justicia, valores, penitencia, perdón, misericordia y en su resurrección es esperanza. No tengamos miedo de amarlo, y si un día te alejaste de Él por cualquier circunstancia, recuerda que siempre te espera, en la noche, en la mañana, en tu tristeza, en tu alegría, en tus derrotas y triunfos, en tus momentos difíciles y en aquellos de festejo por tus logros. Él está ahí y quiere que jamás se te olvide. 

Propósito de hoy: Acercarme a Dios sin miedo con una oración, en el perdón, en la Eucaristía.